La contaminación a la que los humanos hemos sometido al mundo tenía que enfadar a alguien tarde o temprano, y este alguien es Ika Musume, una pequeña niña de una raza submarina de calamares humanoides. Su intención esta lejos de ser inocente y busca la dominación mundial para castigar a los humanos, pero sus planes se verán truncados —aunque no olvidados— a causa de las hermanas Eiko y Chizuru Aizawa, que al poco de encontrarla logran enredarla para que trabaje de camarera en un restaurante de mariscos.

Una vida divertida y extravagante junto a una niña de naturaleza y habilidades sobrenaturales es el mayor punto en común entre estos dos animes, siendo también muy notable el contraste entre los personajes protagonistas. ¡Ni las hermanas Aizawa ni Yoshifumi se comportan como lo haríamos ante criaturas de esta naturaleza! Cuando muchos tendrían temor, nuestros protagonistas humanos albergan cariño hacia estas desconocidas, lo que posibilita el humor de ambas series.

La vida de un adolescente de instituto no es sencilla para nadie, pero si encima le añadimos poderes psíquicos extraordinarios que te chafan cualquier tipo de interacción, acabamos como Kusuo Saiki, un chico dotado de increíbles habilidades psíquicas que, al menos para él, son una maldición. Kusuo trata de ocultar sus poderes a todos a su alrededor pero ni así evita atraer a la gente más extravagante y cansina posible, quizás por sentir su potencial psíquico o por pura mala suerte.

La vida común no lo es tanto si eres un esper, como se puede ver en ambos animes, pero la verdad es que la hacen muchísimo más entretenida, aunque haya que mantenerse en secreto por el peligro de provocar rechazo en la gente. Los esper no son monstruos, a pesar de como podrían pintarlos en otras historias, y tanto Kusuo como Hina demuestran que, en lugar de querer algo por encima del resto, solo desean vivir una vida normal y corriente, lejos de lo que les hace diferentes.

Es difícil decir que no a una persona de buen corazón si te pide ayuda en un momento de necesidad; si encima es un niño, es simplemente imposible negarte. Eso le pasó a Zouroku Kashimura, un anciano florista que un día se encuentra con Sana, una chica dotada de increíbles poderes sobrenaturales que es perseguida por hombres que la tenían encerrada mientras experimentaban con ella. Este encuentro marca el inicio de una nueva hoja en la vida de ambos, que pasan a formar parte de la misma familia como abuelo y nieta.

En ambos animes nace una relación parental entre dos desconocidos, un amor tan puro como el que se puede tener por un hijo adoptado, al que cuidas y proteges a pesar de no ser de tu sangre. Ambos hombres se encuentran con el reto adicional de que sus nuevas familiares cuentan con poderes que si se salieran de control se volverían peligrosos, no solo para ellos sino para ellas también. Sin embargo, las cuidan diariamente con todo su cariño, procurando hacerlas felices.

El potencial psíquico descontrolado es algo terriblemente poderoso y peligroso, es por esto que el protagonista de Mob Psycho 100, Shigeo “Mob” Kageyama, decide suprimir sus poderes... y con ello, sus emociones. Con el tiempo, se da cuenta de que no puede del todo con ellos y por eso pide ayuda a Arakata Reigen, un afamado psíquico que trabaja exorcizando espíritus. En realidad, se trata de un estafador que se aprovecha de Shigeo y sus poderes para poder realizar el trabajo de verdad, mientras le paga una mísera parte.

Aunque Arakata no tiene una relación tan estrecha con Mob como la de Nitta y Hina, es bien cierto que le tiene un cariño especial, ya que termina preocupándose por él y ayudándolo con sus dilemas emocionales. Ambos animes nos muestran cómo es la vida cuando mezclas una persona normal y un niño dotado de poderes casi milagrosos, con las situaciones —tanto malas como buenas— que eso conlleva.

La vida de Kiyomaro Takamine dio un giro radical el día que Zatch Bell, un mamodo (demonio) con forma de niño de cabellos rubios, se cruza en su camino y le designa como su compañero. Kiyomaro llevará su libro de hechizos y le apoyará en la lucha contra los otros 99 mamodos que han descendido desde un mundo distinto para pelear por el puesto de rey de los mamodos. Al poco, Kiyomaro acepta ser el compañero de Zatch Bell y juntos se adentran en una aventura nueva, que les llevará a crecer interiormente y a repartir hostias como panes.

Hinamatsuri y Zatch Bell!! exploran la relación entre una persona normal y un “niño” con poderes sobrenaturales, y la manera en la que vivir juntos les une a medida que pasa el tiempo. Ambas parejas pueden tener problemas en ocasiones, sobretodo porque sus personalidades chocan, pero al final y cuando el enfado se va, solo queda el cariño que se profesan mutuamente y las ganas de protegerse el uno al otro, a pesar de no estar relacionados por sangre.

Tatsumi Oga es uno de los estudiantes más temidos del Instituto Ishiyama, conocida por la gran cantidad de delincuentes que asisten a la misma, lo que ya de por si dice mucho de él. Sin embargo, hasta el delincuente más temido puede encontrar algo más terrible y adorable que él, como es el pequeño bebé Beel, un misterioso bebé que surge de un hombre que flotaba inconsciente por el río.

El bebé Beel resulta ser uno de los hijos del Rey Demonio y, por alguna razón, se ha encariñado tanto con Tatsumi que emite descargas de electricidad si se separan, por lo que ambos se ven unidos en la ardua labor que supone criar a un bebé. Por suerte, la misteriosa Hildegard se presenta para echar una mano y adiestrar a Oga en su nueva tarea.

Los niveles de delincuencia de Oga y Nitta son muy distintos —uno es un simple delincuente y otro es un alto mando de los yakuza— pero ambos, a pesar de ser temidos por la gente y vistos como malas personas, demuestran tener un corazón bueno que les lleva a cuidar de niños. Claro, hablamos de niños con habilidades sobrenaturales, que pone esa crianza bastante más difícil.