La saga God of War es probablemente de sobra conocida por todos. Distribuido por Sony desde su primer juego en 2005, desde entonces ha tenido tres entregas principales y unos cuantos no principales en otras consolas, con God of War 4 (este sí basado en mitología nórdica) acercándose cada vez más al público. Este juego cuenta la historia de un guerrero conocido como Kratos, que tiene que enfrentarse a todos los mitos griegos hechos carne, desde criaturas como gorgonas, héroes como el famoso Hércules, o incluso dioses, como Ares o Zeus, en una aventura repleta de sangre, rabia y magia a borbotones.

Las coincidencias con este juego son destacables, especialmente cuando hablamos de mitología. En ambos juegos también tenemos escenarios similares, y algunos puzzles que obstaculizan nuestro avance… aunque Kratos es muy bueno resolviendo la mayoría por fuerza bruta. Aunque en Hellblade los momentos de acción son más bien pocos, en comparación, ambos tienen un combate sangriento... y no olvidemos sobretodo a los protagonistas, que viven afectados por el pasado y presa de entidades sobrenaturales que los atacan, no solo físicamente sino psicológicamente durante la historia, recordándoles las heridas del pasado.

Este título pasó algo más desapercibido que los otros integrantes de esta lista, pero no significa que no fuera bueno, solo que quizás no era el mejor. Distribuido por Bethesda en 2011, Hunted: The Demon’s Forge es un juego que nos pone en la piel de una pareja de aventureros: E'lara, una arquera elfa y Caddoc, un guerrero humano. Ambos empiezan trabajando como mercenarios que buscan dejar atrás los fantasmas de su pasado, y acaban envueltos en una aventura con tonos muy sobrenaturales que les lleva más allá de donde jamás imaginaron, siendo esto solo posible mediante la colaboración de ambos.

Al igual que Hellblade, Hunted nos introduce en un mundo lleno de oscuridad y criaturas sobrenaturales. Para quienes buscan un mayor reto, nos presenta una cantidad de puzzles complejos, donde lo tangible y lo intangible se mezclan continuamente haciendo dudar a los protagonistas de qué es real, qué es falso y, sobretodo, qué es letal y qué no. La psique de los protagonistas no está bien, ya no solo por la experiencia que están viviendo durante el juego sino por su pasado, que parece perseguirlos allá donde vayan, sin un segundo de descanso.

DmC fue recibido con bastante rechazo en su comienzo por ser un reboot de la fantástica saga Devil May Cry, sin embargo, este juego —también desarrollado por Ninja Theory— demostró ser especialmente bueno a pesar del nuevo universo. Podemos destacar sus mecánicas de combate frenéticas (típicas de la saga), su historia y, sobretodo, el diseño de enemigos y combates en general, que a menudo creaban en los jugadores un sentimiento tanto de repulsión como de asombro ante lo épico. Aparte, no olvidemos la banda sonora del juego, diseñada por los grupos Combichrist y Noisia, en su mayoría.

El mundo de DmC está plagado de demonios y, al igual que en Hellblade, el inframundo tiene mucho que ver, en una lucha entre la luz y la oscuridad que se repite. También tenemos un protagonista rodeado de entidades demoníacas luchando a espada y sangre contra los enemigos que intentan tomar su vida a cada paso. Incluso, las visiones terroríficas producidas por los siervos de la oscuridad no son para nada extrañas en ambos casos, al igual que el pasado que regresa a por nuestros protagonistas de una manera u otra.

Este es un juego que dio algo de polémica en su tiempo a causa de su obvio parecido con la saga de God of War, sin embargo, y a pesar de acabar sobreviviendo al tiempo sin pena ni gloria, demostró ser un juego muy interesante que mezclaba un Hack and Slash con el infierno como lo imaginó Dante Alighieri en su novela, creando un juego frenético en el que te enfrentas a oleadas de enemigos una tras otra mientras exploras algunos de los escenarios de juego más retorcidos.

Ambos juegos se centran en un sistema de combate Hack and Slash con fuerte uso de la habilidad de esquivar, para enfrentar a enemigos de apariencia sobrenatural en entornos ruinosos y oscuros, en los que el acero reina. Además, nuevamente tenemos protagonistas con un pasado tormentoso y bailando peligrosamente en la línea entre la cordura y la locura, que amenaza con acabar con ellos tarde o temprano.

Un juego especialmente reconocido desde sus inicios, tanto por lo que es como por su predecesor, Demon's Souls. Dark Souls nos sitúa en un mundo en declive donde la oscuridad se aproxima y la muerte reina. Nuestro personaje empieza siendo solo uno de los muchos no muertos, pero a medida que la trama avanza descubrimos el verdadero propósito de su existencia… aparte de avanzar por un tortuoso mundo lleno de enemigos que te matarán en un parpadeo si te descuidas. Dark Souls nos muestra las sombras que plagan un mundo muerto y el empeño de tratar de devolver el fuego a la vida, o al menos sus cenizas.

Ambos se pueden considerar juegos RPG de Acción, uno muy centrado en los combates tensos contra criaturas gigantes, humanoides, o ambas a la vez en escenarios inundados de oscuridad, y Hellblade apelando a ese recurso para quebrar con la exploración. También, ambos aplican pequeños puzzles que necesitas resolver para avanzar, y los dos juegos te llevan a recorrer laberintos bañados en sombras y con criaturas deseosas de llevarse un pedazo de ti. Si Hellblade deja sabor a poco en cuanto a batallas, Dark Souls hará las delicias de aquellos jugadores que disfruten enfrentándose a enemigos capaces de hacerte pedazos en pocos golpes.

La vuelta de Lara Croft a la acción fue un hito que todos aplaudimos, especialmente porque ya era hora de tener nuevamente a una de las grandes heroínas de los videojuegos haciendo valer el poder femenino. Tomb Raider es la típica aventura de la arqueóloga, que inicia como “un día más en la oficina” y se transforma en una aventura épica y llena de giros y peligros… porque vamos, aunque no le guste mucho decirlo, a Lara le encanta poner su vida en riesgo, o eso le gusta hacernos pensar cada vez que la vemos.

Una sensación que no podemos evitar durante varios momentos de Hellblade: Senua’s Sacrifice es que la ambientación, los paisajes y ciertos diseños de escenario se parecen muchísimo a Tomb Raider. Los dos juegos nos muestran los puntos altos y bajos de las heroínas, aunque Lara esté motivada por el conocimiento y el dinero y Senua esté motivada por la venganza y el amor. Quizás la diferencia entre ambos juegos es que éste es tiene mucha más acción y puzzles, pero por eso mismo se puede volver la alternativa ideal, porque quizás la historia es menos profunda y carece del impresionante trasfondo de Hellblade, pero se vuelve mucho más divertido en cuanto a jugabilidad.