La saga de The Legend of Zelda es conocida por casi todos los que alguna vez se acercaron a una consola de Nintendo, en los más de 30 años desde la salida de la primera entrega... por más que algunos siguen confundiendo el nombre del protagonista. Esta es una historia que se cuenta una y otra vez, con diferencias notables; son juegos distintos, claro, pero las localizaciones y —sobre todo— los 3 personajes centrales suelen coincidir.

Si están en este artículo, estarán interesados justamente en conocer lo que relaciona a los 3 personajes que más se ven en esta saga: el valeroso Link, la sabia Zelda y el poderoso Ganondorf. La respuesta más obvia es que son los dos protagonistas y el villano de la saga, siempre interrelacionados por la trama, pero eso es demasiado simple... en realidad, hay mucho más de lo que parece tras esta larga, larga historia. ¡Conozcamos más sobre este trío!

Hace mucho, muchísimo, existían 3 diosas, conocidas como Din, Nayru y Farore, las diosas del poder, la sabiduría y el valor, respectivamente, las divinidades que crearon Hyrule usando sus increíbles poderes. Cuando este largo proceso acabó, abandonaron este mundo dejando atrás la incomparable Trifuerza, un objeto compuesto de tres triángulos dorados que pueden cumplir los deseos de su poseedor.

Este objeto despertó la avaricia de muchos, que buscaban ser todopoderosos, pero el que destacaba era Ganondorf, un Gerudo masculino que hizo todo lo posible por poner sus manos en la Trifuerza con ayuda del joven Link. Al alcanzarla, la Trifuerza se rompió y él solo se quedó con la parte del poder, mientras que la del coraje fue a Link y la de la sabiduría a Zelda, dando paso así al resto de la historia contada en Ocarina of Time.

La verdad es que la historia es un poco distinta, sobre todo entre el período de la creación y Ocarina of Time, al que preceden varios juegos y a la vez fue el inicio de varias líneas temporales. Pero eso es tema para otro momento, ya que para saber la relación entre estos 3 personajes, primero debemos conocer a la cuarta diosa, Hylia, que quedó encargada de proteger la Trifuerza cuando las diosas se marcharon.

Por desgracia, la llegada del Heraldo de la Muerte y su horda demoníaca obligan a Hylia a entregarles la Trifuerza a los hylianos (humanos) y los manda a los cielos: Altárea, la isla flotante.

Tras una encarnizada batalla, el Heraldo es derrotado y sellado, no sin lograr antes herir de muerte a la diosa. Viendo cómo su tiempo acaba y sabiendo con seguridad que el sello se romperá en el futuro, Hylia pone en marcha varios planes para que el héroe que deba enfrentarse al Heraldo cuando se libere sea capaz de lograrlo, llegando incluso a reencarnarse como una hyliana en Altárea.

En Altárea despierta un joven que pronto será un Caballero de Altárea, ataviado con la túnica verde que más tarde entrará en la leyenda. Allí vive con los demás habitantes, entre los que se destaca la joven Zelda, su amiga de la infancia, por la que siente un cariño especial. La vida de Link parece normal hasta que encuentra la espada de la diosa y conoce al espíritu que habita en ella, llamado Fi, un suceso que ocurre sospechosamente cerca de la pérdida de Zelda a manos de un peligroso tornado negro que atacó a la parejita.

A medida que Link explora el mundo que siempre estuvo ahí, bajo Altárea, comienza a conocer a las razas antiguas que habitaron el mundo tiempo atrás, y poco a poco se fortalece mientras les ayuda, lo que viene genial cuando Zelda hace acto de aparición junto a su guardaespaldas Impa. Es alrededor de este primer encuentro cuando se da a conocer el villano Grahim, culpable de la horda de enemigos que asola todos los territorios y quien revela que Zelda es la reencarnación de la diosa Hylia, a quien busca sacrificar para revivir a su señor, el Heraldo de la Muerte.

Tras muchos viajes temporales, mazmorras y mejoras, descubrimos que la espada de la diosa es lo que más adelante sería la Espada Maestra, y también descubrimos que Grahim es una versión oscura de esta santa espada, perteneciente al Heraldo de la Muerte. Lo que Grahim nunca esperó es que el poder de la Trifuerza fuera usado para destruir al Durmiente en el presente, inconveniente que pudo subsanar viajando al pasado con Zelda y comenzando un rito de sacrificio que finalmente trajo a la vida al Heraldo, un demonio supremo sospechosamente familiar para los que hayan jugado otros juegos de la saga.

Las últimas palabras que brotaron de los labios del Heraldo cuando Link logró atravesar su pecho con la Espada Maestra, sellándolo en su interior por toda la eternidad, arrojan luz sobre la relación entre estos tres personajes:

“¡Humano, me has vencido! Tu fuerza es increíble... te felicito... pero te lo advierto... esto no acaba aquí. Yo... te condeno... la maldición de los demonios... te perseguirá para siempre en un círculo sin fin. ¡No lo olvides! ¡La nuestra será una lucha eterna! Ustedes, los poseedores de la sangre de la diosa y el alma del héroe... nunca escaparán a este ciclo interminable al que yo los condeno. Mi odio resurgirá y los perseguirá una y otra vez. ¡Esta batalla seguirá por toda la eternidad!”

Con estas palabras, tanto el espíritu del héroe como el de la diosa, e incluso el linaje conjunto que posteriormente tendrían, quedaron para siempre marcados por el odio de un demonio, provocando que donde uno de ellos existiera, fuera cual fuera la época, el mal renaciera y asolara el mundo… a menos hasta que ellos lograran derrotarlo o perecieran en sus manos, como ocurre en una de las líneas temporales establecidas.

El candidato más obvio para renacer mediante la maldición es Ganondorf, que se repite más que el ajo, quien ya que no se alimenta solo de poder demoníaco sino que también es un portador habitual de la Trifuerza del Poder. La Trifuerza pugna por reunirse, y cuando este efecto se aplica a la amalgama que conforma a Ganondorf (el poder negativo del Heraldo y el poder puro de la diosa Din) se produce la aparición de los 3 portadores; salvo ciertas excepciones en las que Ganon está tan dañado que no es capaz de presentar pelea.