Claro, si hablamos de un videojuego, es normal que al morir tengamos nuevas oportunidades de seguir jugando, ya sea cargando una partida o volviendo a empezar una misión. En el caso de Blazkowicz, hablamos de una muerte literal, en una de las escenas más increíbles de Wolfenstein II: The New Colossus… y eso que este título se caracteriza por tener varias de esas que nos dejan con la boca abierta, tanto por su humor como por lo inesperado.

Apenas empezar el juego notamos lo mal que está B.J. físicamente, imposibilitado para caminar, con su cuerpo destruido y obligado a desplazarse en una silla de ruedas… aunque eso no le evita asesinar a unos cuantos militares. Mucho más adelante, capturado por Engel y los suyos, esta siniestra mujer se da el gusto de cortarle la cabeza a Blazkowicz en un acto público y televisado… ¡pero B.J. no muere! Con la ayuda de sus amigos y en especial de Set Roth, el científico le pone la cabeza de B.J. a un cuerpo creado artificialmente para ser un súper soldado… y vaya que Blazkowicz le hace honor a eso.

Como dijimos, ni el extremo daño físico ni la decapitación lograron que William Blazkowicz se plantee abandonar la lucha por su sueño de ver un mundo sin Nazis opresores. Más aún, ver a su novia Anya embarazada no hace más que inspirarlo a crear un mundo mejor para sus 2 futuros hijos, y den por seguro que siempre dará un poquito más de sí para cumplir sus misiones.

Como él mismo deja claro, da igual cuántos hombres tenga que asesinar si es por un objetivo mayor; y también le da igual si es él el que tiene que perder la vida y sacrificarse por los demás. Aunque otros tengan métodos más estratégicos o inverosímiles, B.J. se abre paso a fuerza de balas hasta que consigue lo que quiere, y más cuando el destino de sus amigos y aliados está en juego. Lo bueno es que estos amigos también se lo recompensan, a veces de maneras un tanto extrañas e inesperadas.

No olvidemos que en la Alemania de Hitler, uno de los objetivos era separar a los hombres y mujeres arios de los demás, a quienes consideraban una escoria inferior. Curiosamente, y aunque sea un judío nacido en los Estados Unidos —por lo que su familia fue perseguida—, William es un tipo fornido, alto y rubio gracias a su descendencia polaca, por lo que incluso los Nazis fantasean con sus historias al considerarlo un ser superior.

¿Qué es lo paradójico de William en este juego? Que incluso un cuerpo artificial creado por científicos alemanes, basados en las proporciones ideales, resulta menos impresionante que el porte del propio B.J., cosa que podemos ver al comparar a William antes y después del transplante de cabeza. Esto explica, obviamente, las sensaciones de odio y tensión sexual que se crean cada vez que Irene Engel está cerca de nuestro héroe, pero también justifica la fascinación que lleva al propio Hitler a querer hacer una película basada en este personaje.

Esto no es algo que sorprenda si ya leíste los otros puntos de este recuento, pero mucho menos sorprende si tenemos en cuenta que este cliché suele apreciarse en los videojuegos de este género. Aunque en algunas misiones tengamos ayuda de nuestros amigos, tanto a nuestro lado como por intercomunicador, William J. Blazkowicz no duda ni un segundo en lanzarse al campo de batalla únicamente acompañado de sus armas.

Tanto usando el sigilo como avisando de su llegada con unos cuantos balazos, este hombre ha demostrado en más de una ocasión que puede terminar una guerra él solo, sin importar que enfrente hayan soldados, robots o lo que sea que los Nazis se puedan inventar. Viéndolo así, podemos estar seguros que cualquier mujer lo pasaría bien a su lado, siempre segura que William dará su vida por verla feliz… lo que nos lleva al siguiente punto.

Sí, damas y caballeros, ¡William J. Blazkowicz es todo un galán de telenovela! Obviamente, pasar tanto tiempo entre soldados y muerte lo han hecho un hombre tosco, pero sobran las escenas en que podemos ver cuánto ama a su querida Anya —cosa que genera la envidia de Honey y unas cuantas chicas más. Por ejemplo, hemos visto que tanto ella como él no pierden chances de decirse cosas lindas por intercomunicador, incluso si están en medio de una importante y peligrosa misión. ¿No es eso tierno?

Más allá de todo, el gesto más significativo fue cuando se desvió de sus tareas habituales para cumplir una tradición familiar y la promesa que William había hecho a su madre, yendo a por un anillo con el que le propondría casamiento a Anya. Tras su captura, el anillo fue a parar al dedo de Engel, pero ¿no dijimos que era un galán de telenovela? Es que en la misión final del juego, y tras asesinar a Engel mientras daba una entrevista en TV, William le quita el anillo y se lo ofrece a Anya, proponiéndole matrimonio ante miles o millones de espectadores. ¡Awwwww!