Me hubiese encantado ver este anime cuando se estrenó, pero tuve la suerte de descubrirlo ya de adulto. Su historia es fantástica, y ¿cómo no serlo con un personaje como Spike Spiegel? Pero lo mejor es que tampoco es de esas series que únicamente dependen de un personaje para mantenerse, sino que ofrece un resultado final que brilla gracias a la suma de todos sus elementos.

Cowboy Bebop es una historia retrofuturista que, argumentalmente, podría considerarse mucho más probable que los contextos futuristas que vemos en otras series. El concepto de “cowboys espaciales” aplicado a cazarrecompensas le hace verdadera justicia al género, pero lejos de sobresalir por tecnología futurista o robots gigantes, el punto fuerte de Cowboy Bebop son sus escenas de acción, totalmente terrenales y con una fantástica banda sonora que refuerza la dosis comédica. Y precisamente, sin buscar ser hilarante, no es que sean pocos los momentos de comedia en este anime.

Sus personajes cuentan con todas las fallas que tenemos nosotros como humanos: inseguridad, fantasmas del pasado y vicios, pero también con carisma suficiente como para hacernos encariñar a lo largo de los episodios. Lamentablemente, el final podría haber sido mejor (y también el villano), pero Cowboy Bebop es, incluso al día de hoy, una de las mejores series para iniciarse en este mundillo, y especialmente para convencer a aquellos que siguen pensando que el anime es (únicamente) cosa de niños o pervertidos. Acción, una historia madura y la ya comentada parte musical, que tiene a Tank! Como uno de los mejores openings en la historia.

Sí, evidentemente me gustan los animes de acción, y si ponía a Cowboy Bebop también tenía que poner a Hellsing. En este caso, se le suma una fascinación que tuve en la adolescencia vinculada a los vampiros, que me llevó a pasearme por videojuegos, películas y series de TV referidas a estas criaturas y su mitología. Gracias a eso conocí a Hellsing, un anime que propone su propia visión de los vampiros sin romper el vínculo con una de sus historias más famosas, la novela Dracula de Bram Stoker.

Su protagonista, Alucard, escapa al estereotipo vampírico no solo por el uso de armas de fuego sino por sus motivaciones, potenciadas además por una trama política con los infaltables toques religiosos. Sin embargo, también es interesante el papel de Seras Victoria, que nos muestra el pasaje de humano a vampiro como muy pocas veces se ha visto en otras ficciones.

De todas maneras, también peca de varios errores de diseño e historia que únicamente la memoria selectiva ayuda a olvidar. Pero como un todo, Hellsing es un muy buen anime que potencialmente podría ser muchísimo mejor, y que, por si fuera poco, sentó las bases para otras muy buenas series que vinieron después

Lejos de ser mi favorito, no me permitiría hacer una lista de los mejores animes sin mencionar a Neon Genesis Evangelion, esa serie de la que todos escuchamos hablar incluso si no sabes lo que es el anime. Para la época, se trató de uno de los más divisivos finales y eso se nota hasta ahora, pero luego de la aparición de esta serie deconstructivista ya nada fue igual. Evangelion es, para muchos, la serie que salvó al anime moderno, dejando las acciones en segundo plano y realmente poniéndonos a pensar en lo que hay detrás de esa aparente historia de Mechas.

Shinji, Asuka, Rei y Gendo son 4 de los personajes mejor creados de aquella época, y gran parte de eso se debe a las arriesgadas decisiones de su creador. Con todas sus inesperadas decisiones argumentales, Evangelion es la excepción que confirma la regla y hasta parecería que la fórmula de su éxito es justamente no respetar la fórmula del éxito, creando algo que en estas dos décadas todavía nadie ha podido recrear.

Si te gustan los Mechas, si buscas un anime que de verdad te haga filosofar, o simplemente quieres conocer la historia viva del anime, Neon Genesis Evangelion es la serie indicada, y cada vez que la reveas encontrarás nuevos significados, preguntas y respuestas. Quizás por tanta repercusión es que su final nos dejó a muchos con sabor a poco, y todavía discutiendo lo que pudo o no ser en esas secuencias finales. Pero claro, quizás también esa controversia es lo que contribuye a la leyenda y pone a este anime en el podio de los grandes.

Fácil sería quedarnos con Kenshin Himura, uno de los más famosos personajes del anime de los años 90 y todo un ícono para los fans de la serie; sin embargo, uno de los puntos más altos de Samurai X es el respeto que se nota en la aparición de los nuevos personajes, aliados o enemigos, que presentan profundidad y carisma así sean importantes o solo un relleno de pocos episodios. El viaje de Kenshin (quien en realidad es Battousai, el destajador) y su redención son la fantástica excusa para ver excepcionales duelos, con espadachines de todo tipo y estilo.

Haber conocido esta serie como escolar lógicamente me hizo centrarme en la acción, lamentablemente dejando de lado el aspecto

histórico-político detrás de esta apasionante aventura. No obstante, tampoco sus peleas podrían considerarse fanservice barato, y menos si tenemos en cuenta la profundidad de otros personajes complementarios (Sanosuke y Yahiko, por mencionar solo un par) que hasta podrían haber generado varios spin offs.

Pero si tengo que explicar por qué Samurai X es uno de los mejores animes que existen, alcanza con reducirnos al inolvidable “arco de Kyoto”, que se transformó en el pico máximo de la saga gracias a la evolución de los protagonistas y uno de los mejores grupos de enemigos en la historia del anime. En ese arco es que aparecen Makoto Shishio y su Juppon-Gatana, liderado por Seta Soujiro. Por ser villanos, uno podría pensar que sus historias podrían reducirse a pelear con el héroe y poco más que eso… ¡grave error! Porque estos personajes están mejor creados que muchísimos protagonistas de series actuales.

Y es que sí, además de los bien sabidos héroes de esta historia, Samurai X es mi segundo mejor anime por todo lo que implicó en base a esta gran batalla, redondeada con una excelente animación para la época y una banda sonora que tampoco se queda atrás.

Realmente no soy fan de los animes largos, y debo reconocer que ni siquiera vi todos los capítulos de Samurai X (ahí está, lo dije… me salteaba el relleno y lo abandoné tras el arco de Kyoto), pero Dragon Ball ha sido la única serie que continúo —y continuaré— viendo a pesar de todo, incluso sabiendo que es virtualmente imposible superar lo que fue Dragon Ball Z.

Si bien su fórmula es predecible y repetitiva, Dragon Ball Z es la serie que me enseñó lo que verdaderamente era la ansiedad de tener que esperar al capítulo siguiente, con fabulosas peleas y villanos dignos de pararse a aplaudir. El humor de la saga original nunca se perdió, pero aquí fue cuando conocimos a Vegeta, Freezer, Cell y Majin Buu… todos enemigos que llevaron a su máximo a Goku, y que nos mantenían pegados a la pantalla. Evidentemente, Akira Toriyama estaba en su mejor momento y manejaba de excelente manera el ritmo de los acontecimientos, haciéndonos pasar del llanto a las risas casi sin darnos cuenta.

Todavía sigo esperando el momento en que Vegeta verdaderamente brille en el bando de los buenos, pero como enemigo ha sido verdaderamente uno de esos que te hacen dudar sobre de qué lado estar. Freezer, por su parte, protagonizó la batalla más famosa del anime e impulsó la aparición del super saiyan, eso que nos dejó a todos con la boca abierta cuando vimos al Goku rubio y de ojos celestes. Y sí, soy de los que opina que la serie debio terminar allí… pero mentiría si digo que no disfruté cada capítulo que vino después, especialmente con Majin Vegeta o las fusiones.

Para mí, y ahora sí por pleno favoritismo y subjetividad, Dragon Ball Z ha sido el mejor anime hasta ahora, y por motivos de edad, tiempo, y varias otras cosas, dudo mucho que algún otro pueda superarlo alguna vez.