Si decimos que es una trinidad, es porque se compone de 3 elementos básicos, que en los juegos RPG llamamos “damager”, “healer” y “tank”. En su origen, la trinidad se aplicaba solamente a clases dentro de un mismo juego, pero hoy en día su uso está limitado a estos 3 roles clásicos.

El damager, o damage dealer (DD) es aquél personaje que tiene como única intención el hacer daño a sus enemigos, por lo que se basa en el uso de armas y se mantiene siempre en búsqueda de causar la mayor cantidad de golpes posibles. Por este motivo, su misión es la más despreocupada de las 3, puesto que no necesariamente se preocupa por sus compañeros —o al menos no directamente.

El tank (o tanque, como lo podemos ver en español) es todo lo contrario, dejando de lado su intención de atacar para enfocarse más que nada en recibir daños, evitando así que sus compañeros mueran y dándoles más libertad para actuar, distrayendo al enemigo mientras el damager hace de las suyas sin que nadie se interponga.

El healer, no obstante, es quien se encarga de curar y proteger al tank y al damager mientras están en combate, siempre desde una posición donde prácticamente no puedan atacarle. Generalmente, además de poder curar, el healer cuenta con otras 2 habilidades bastante útiles, como los buffs que mejoran el ataque o defensa y potencian a los aliados, o la envidiable capacidad de revivir a los caídos en batalla.

Como ves, cada rol está bien diferenciado y marca un estilo de gameplay único y sencillo de entender, aunque también puede ser difícil sacar el máximo potencial. Para los enemigos, acabar con cualquiera de ellos podría implicar una fácil victoria… pero, ¿cuál matar primero? Dejar a un grupo sin damager permite atacar por más tiempo, mientras que acabar con el tank es el primer paso para vulnerar una defensa; sin embargo, muchas veces la estrategia consiste en terminar primero con el healer y evitar batallas eternas con curas y resurrecciones, pero en última instancia, todo es válido y útil.

Con el paso del tiempo y la necesidad de innovar, surgieron nuevos métodos de balancear los roles de los personajes, y así nacen los roles híbridos. Esta variedad puede depender de varios factores, como el skill set de la clase (es decir, los hechizos y habilidades de las que dispone), las armas que utilice, o la capacidad de los jugadores de romper los roles y alcanzar lo que se llama “meta” o “meta-game” —siendo “meta” el significado en latín de “más allá”.

Si hablamos de los damagers, y para respetar el mismo orden que tuvimos al explicar las 3 clases, podemos diferenciarlos por sus armas; una variante común implica 4 armas típicas: dagas, espada a dos manos (o hacha, martillo, etc.), espada de una mano (o lanza) y arco de flechas. En el caso de las dagas, no solo implican atacar dos veces sino que se asocian a una mayor velocidad de ataques (cosa que importa en lo que llamamos “DPS” o “daños por segundo”) al costo de ejercer menos daño. Las armas de dos manos son exactamente lo opuesto, con un daño masivo pero que resulta mucho más lento en comparación, y los arcos de flechas ofrecen la posibilidad obvia de atacar a distancia y sacar ventajas, puesto que ciertos enemigos solamente pueden atacar cuerpo a cuerpo y seguramente, además, sean distraídos por el tank.

Un rol híbrido por excelencia es el de los off-tanks, motivo por el cual evitamos mencionar a los damagers con armas de una mano anteriormente. Esa otra mano libre es generalmente ocupada por un escudo, que permite cierta defensa para hacer daño por un poco más de tiempo. A su vez, lo mismo puede aplicarse a un tanque real, que además de reforzar sus defensas naturales con un escudo puede optar por un arma que complemente el daño final del grupo. Pero los tanks no solo hibridan en off-tanks, sino que también se hibridan con los damagers en lo que llamamos clases berserker. Para explicarlos, podemos hablar de un tank cuya resistencia no viene de su defensa sino de su enorme life pool (o sea, la cantidad de puntos de vida disponibles); por un lado, algunos tanks disminuyen el efecto de los golpes, mientras otros simplemente resisten más cantidad de golpes y estiran su tiempo de vida. Para estos personajes que se basan en sus puntos de vida, prescindir de escudos y armaduras para hacer más daño siempre es una opción interesante.

Finalmente, tenemos la hibridación de los healers, que llega en muchos casos por la necesidad del jugador de sentirse más activo en combate. Para convertirse en un tank, el healer puede apelar a hechizos de inmunidad o regeneración continua de salud, mientras que para entrar en un modo damager alcanza con dejar las curas de lado y enfocarse en el daño, apelando al factor sorpresa. Además, pararse de lejos y curar puede ser aburrido, pero la posibilidad de utilizar invocaciones, ralentizar a los enemigos o disminuir sus habilidades, siempre es recibida con los brazos abiertos.

A todo esto, no olvidemos la existencia del rol “meta”, que implica tomar un personaje y utilizarlo con un rol completamente distinto y hasta inesperado. A veces, un personaje meta puede resultar bastante útil, pero mayormente su aparición radica en otra “trinidad”: el aburrimiento, la experimentación o la búsqueda de llamar la atención. Cuando llevas mucho tiempo controlando un personaje, buscar un rol meta puede ser una buena forma de cambiar de aires sin tener que descubrir el funcionamiento de un nuevo personaje; esto, quizás, puede venir de la mano de la experimentación, cuando buscas alternativas con tu propio personaje, que te permitan superar problemas puntuales, sean reales o hipotéticos. En cuanto al otro motivo, también es válido, porque un personaje meta siempre llama la atención cuando es bien usado, y más si logra ser igual o más efectivo que el personaje verdaderamente pensado para tal rol.

Muchos videojuegos actuales están marcando tendencia por su alejamiento de la vieja trinidad, y como ha sido bastante bien recibido por los jugadores —quizás ya hartos de ver siempre lo mismo— cada vez son menos los juegos que mantienen el clásico sistema. “Atacar, defender y curar” es algo que seguirá existiendo en los videojuegos por los siglos de los siglos, pero aquí lo que importa no es solo el “cómo”, sino el “por quién”.

Final Fantasy es una saga que se ha caracterizado por la variedad de roles y oficios, al igual que varias otras franquicias niponas, y por un intento de disimular los 3 roles básicos al ofrecernos “varias formas de hacer lo mismo”; exactamente eso sucede también en muchos MMORPG, siendo quizás World of Warcraft el caso más popular. Guild War 2, por ejemplo, basó su campaña de marketing en dejar bastante claro que tenían la intención de salirse de la norma en este aspecto, cosa que por momentos lograron, pero que a la larga resulta bastante difícil bajo los estándares actuales, y más acá en el tiempo podemos ver lo mismo en Overwatch, Dota 2 o League of Legends.