La historia de Japón, tanto en su cultura como en su sociedad, tiene varios símbolos muy reconocibles. Uno de ellos, quizás uno de los más populares, son los guerreros samurái, esos que en la época feudal imponían su justicia a base de espadas. Una de esas espadas, la katana, se transformó lentamente en otro símbolo y ganó tanto protagonismo como sus usuarios, llegando a nuestros días como otro elemento característico en varios animes.

Claro, cuando hablamos de katanas muchos tienen una idea básica, pero no todos conocen realmente la historia detrás de estas armas. ¿Qué tal si aprendemos un poco más sobre ellas?

La espada katana, que técnicamente es un sable, se asocia a los samurái por 2 razones claras: primero que nada, la cultura popular ha tenido gran peso a la hora de mostrarnos a los grandes guerreros con este tipo de espadas, volviéndolas un clásico; además, la propia ley de la época imponía que solamente los guerreros samurái podían estar en posesión de una katana, por lo que así se forjó esa relación simbiótica tan característica.

Aunque no existe un origen claro, ni para las katanas ni para los samurái, podemos decir que ambos tuvieron su primera época de auge entre los siglos X y XII. No obstante, la katana como tal tiene un origen bastante discutido, con elaboración nipona pero mucha influencia china, a raíz de otras espadas conocidas como zhǎnmǎdāo. En cuanto a sus características, una katana debe cumplir con ciertas reglas de tamaño y forma para ser considerada como tal, por más que con el tiempo la palabra “katana” ha perdido cierta parte de sentido y se ha vuelto mucho más laxa.

La katana es un sable de poco más de 2 shaku, una unidad de medida que con el tiempo se estableció en los 30 centímetros, aproximadamente. Además, esos 60 cm de hoja tienen una leve curvatura y un único perfil afilado, siendo éste el externo. Por último, la otra característica que debe cumplir una espada para ser considerada katana está en su empuñadura, que debe ser simple y de forma triangular o redonda, cómoda para el manejo a dos manos y sin cruz ni gavilanes.

Más allá de poder cumplir con estos requisitos, no cualquiera puede crear una katana, y mucho menos en aquellas épocas de gloria. No se trata de conseguir el metal correcto o contar con los conocimientos necesarios, sino de la creencia de que cada katana es una obra de arte en sí misma, y tiene una historia y una esencia muy especiales.

Uno de los más famosos forjadores de katanas es Masamune, quien en el siglo XIII se volvió no solo el mejor y más respetado de los herreros, sino también el estandarte de todo el movimiento samurái. De sus manos han salido varias espadas, algunas incluso firmadas a pesar de siempre usar un apellido distinto —motivo por el cual se duda de la veracidad de Masamune Ozaki como su nombre real. Su espada más famosa fue bautizada como Honjo Masamune, la misma que hoy es uno de los objetos más valiosos y buscados del mundo, tras su desaparición en la Segunda Guerra Mundial.

Del maestro Masamune han salido diversos discípulos, entre ellos otro nombre bastante conocido en el folklore, como es Sengo Muramasa. Las espadas de Masamune y Muramasa (un clan de forjadores) competían en calidad y belleza, aunque las diferenciaba su fama: mientras las Masamune eran vistas como “almas puras”, las Muramasa eran temidas por su “sed de sangre”. Igualmente, tanto Masamune como sus discípulos también creaban otro tipo de espadas, como las tachi (precursoras de la katana) o las tantou, de hoja mucho más corta.

Las katanas cumplen un rol fundamental en varios tipos de anime, pero especialmente en los de Acción o los del género Histórico; así, podemos verlas como armas, como valiosas reliquias y hasta como personajes, a veces con connotaciones antropomórficas. Por su historia, también tenemos que hablar de sus portadores y sus herreros, con nombres como los famosos Shinsengumi o los ya mencionados Muramasa, Masamune o también Musashi, con alta carga simbólica.

Si buscamos protagonistas hábiles con la katana, podemos quedarnos con Saya Otonashi de Blood+, Akame de Akame ga Kill! o tantos otros. No obstante, el caso de Akame es bastante particular, pues su espada toma parte de la mitología referente a este tipo de espadas: el arma en cuestión se llama Murasame, una espada maldita y sedienta de sangre como muchos creen a las Muramasa —de ahí el juego de palabras.

Pasando a los videojuegos, aquí es Masamune el personaje que más homenajes ha tenido. Como nombre de espadas aparece en varias famosas franquicias de juegos JRPG, desde la famosa Masamune de Sephirot en Final Fantasy hasta juegos como Chrono Trigger, por más que muy pocos respetan la esencia de la katana. Al igual que Final Fantasy, otro juego que sí se inspira en las katanas es Sengoku Basara: Samurai Kings, donde aparece el personaje Date Masamune, inspirado vagamente en el samurái y daimyo del mismo nombre, pero esta vez con la habilidad de usar hasta 6 katanas a la vez.

En Touken Ranbu, videojuego que además tiene su adaptación al anime y ha llegado a dos temporadas, tenemos varias versiones antropomórficas de distintas espadas famosas en la historia nipona. Aunque no tenemos ninguna katana como tal, sí tenemos más de una uchigatana, armas que precedieron a la katana como la conocemos hoy en día; además, también aparece el propio Sengo Muramasa.

Con el paso de los años, la palabra “katana” terminó usándose para designar a distintos tipos de espadas japonesas, por lo que usando esa definición más libre también podríamos hablar de muchísimos otros mangas, animes y videojuegos. Obviamente, esto también favoreció la aparición de impresionantes espadas ficticias en la cultura popular, como la katana sin filo de Kenshin Himura en Rurouni Kenshin, llamada Sakabatou y forjada por Arai Shakku, o tantas otras katanas con formas extraordinarias y casi imposibles de manejar.