Editorial: La historia del Estudio Gainax

Al prender las pantallas de la computadora o el televisor, los personajes interactúan y la historia cobra vida. El primer capítulo es el comienzo de la aventura, y nosotros habremos de seguir a los personajes hasta que cumplan su cometido. Sin embargo, lo que para unos es el comienzo de algo, para otros tantos es la culminación. Lo que nosotros empezamos a ver es un producto acabado para otras personas; ¿qué personas? Bueno, todos los trabajadores de los estudios de animación que, día tras día, articulan y crean los episodios que nosotros, más tarde, tendremos el placer de disfrutar.

Trabajo arduo si los hay, el ser empleado en ese mundo laboral requiere muchas horas dentro de la empresa y amor por lo que se hace. Guionistas, dibujantes, directores de arte, actores de voz y animadores ponen su máximo esfuerzo para lograr un gran producto que corre el peligro de no ser aceptado por el público y acabar en el olvido. Varios estudios han surgido y caído, mientras que otros —los menos— siguen su racha ganadora generando éxitos. Hoy nos toca cruzar las puertas del blanco edificio en el barrio de Konegai, en Tokio, para visitar una empresa de animación que ha sabido gloriosamente subsistir desde los años 80: El estudio Gainax.



Un sueño de universitarios

Corría el año 1981 cuando seis jóvenes presentaron su primer trabajo de animación en el Congreso de Ciencia Ficción de Japón. Este grupo inicial, compuesto por Toshio Okada, Yasuhiro Takeda, Takami Akai, Hiroyuki Yamaga, Hideaki Anno y Shoji Murahama, sentó sin saberlo las bases para crear lo que más tarde bautizarían como Gainax. Ellos no solo compartían el hecho de ser universitarios, sino también un pasado de larga amistad en los suburbios de Osaka.

Luego de presentar su primer corto animado, al cual llamaron Daicon III por ser esa la convención que los contrató para presentar su tercera edición, dos de los integrantes, Okada y Takeda, deciden dejar la universida para fundar su propio negocio de productos de efectos especiales. Lo nombran General Products y, sin desprenderse del todo del proyecto Daicon, trabajan en conjunto en ambos lados.

Daicon III no queda solo en una simple y olvidada animación de estudiantes. El trabajo recibe muy buenas críticas y sus creadores comienzan a tener una mayor salida profesional. Es así como Yamaga y Anno llegan a ser parte del staff de la hoy ultra reconocida Chojikuuyousai Macross (Superdimensional Fortress Macross).

Como todo gran proyecto, las cosas suelen tomar más tiempo y personal. Ante la necesidad de más trabajadores la empresa a cargo de Macross contrata a dos nuevos empleados: Mahiro Maeda y Yoshiyuki Sadamato. ¿A alguno de ustedes les suena conocido este último nombre? A los que hayan visto Evangelion, sin dudas que sí… pero mejor dejemos este tema para más adelante.

A esta altura del campeonato, Okada les dice a sus compañeros que ya no hay otro camino que volverse profesionales en el rubro y armar una empresa en serio. Consiguiendo un sponsor que les facilitó 2.000.000 de yenes, los muchachitos (ex) universitarios fusionan Daicon y General Products para crear el nuevo estudio Gainax.



El destino incierto del estudio más grande y genial

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Al no ser ya ni Daikon ni General Products, sino un nuevo emprendimiento, la necesidad de actualizar el nombre era uno de los requisitos necesarios para comenzar este nuevo sendero. Basándose en el regionalismo de los habitantes de dos prefecturas japonesas (Shimane y Tottori), que en lugar de decir “ookii” o “sugoi” (“grande” o “genial”) dicen “gaina”, los empresarios del anime mezclaron ese vocablo con la letra X queriendo insinuar que, si bien iban a ser muy buenos en lo suyo, no tenían ni idea qué futuro les esperaba.

El 24 de diciembre de 1984 la empresa empieza a funcionar y, en abril de 1985, da a luz a su primer trabajo: un corto de 4 minutos sobre pilotos cuyo título era Ouritsu Uchu Gun (The Wings of Honneamise, Royal Space Force). Reconociendo la calidad del corto, la empresa Bandai ofrece convertirlo en película y en 1987 se estrena en formato de largometraje. Desde ese momento hacia adelante, Gainax desarrolla una manera continua de trabajar que hasta la fecha no ha parado. Uno tras otro los títulos de nuevos proyectos iban apareciendo en las oficinas de Anno y compañía, prometiendo ser un suceso mayor que el anterior.

Animes como Top wo nerae! Gunbuster (1988), Fushigi no Umi no Nadia (1990) y Otaku no Video (1991) resultaron ser un arduo y exitoso entrenamiento para lo que se iba a venir en poco tiempo. El estudio ya se encontraba en una etapa de crecimiento y madurez feroz, y la hora de realizar una obra que los inmortalice se estaba acercando. Mezcla de ciencia ficción y distopía, con toques filosóficos y psicológicos, llena de espectaculares diseños y escenas memorables, Neon Genesis Evangelion comenzó a materializarse en las cabezas de sus creadores, y en los lápices de los artistas.


El nuevo génesis

Por más que uno haya sido participe de buenos proyectos, siempre hay una obra que genera un quiebre; para los integrantes de Gainax, esa obra ha sido Neon Genesis Evangelion. Dirigida por Hideaki Anno y transmitida desde octubre de 1995 hasta marzo de 1996, esta historia de 26 capítulos nos narra las desventuras de un joven japonés de 14 años llamado Shinji Ikari. Dejado de lado por su viudo padre, quien prefiere investigar a pasar el tiempo jugando béisbol con su hijo, Shinji descubre de mala manera que su progenitor lo ha mandado a llamar no para recuperar el tiempo perdido sino para que se meta en un mecha gigante y salve a la humanidad.

Ataque de histeria mediante, Shinji le deja en claro a Gendou Ikari que no tiene ni la más mínima gana de meterse a morir en semejante armatoste. Antes de que pueda mandarlo “a freír churros” completamente, su padre lo coacciona mostrándole una chica muy herida, Rei Ayanami, la cual deberá salir en el lugar de Shinji a no ser que este último deje de lado sus caprichos. Nobleza obliga, Shinji pilotea como puede al monstruo, pelea con un monstruo de casi 30 metros de altura, y de ahí en más no parará de luchar.

Más allá del infernal éxito de la serie que dio rienda suelta a la creación de continuaciones, películas y hasta juegos de consola, para Anno, Evangelion es más que un simple anime. En sus propias palabras, “Evangelion es toda mi vida, lo hice con todo lo que sabía, poniendo en ello todo mi ser. Esto es toda mi vida. Mi vida misma.” Claro es que si uno es el director, co-productor, co-diseñador, co-escritor —junto a Yoshiyuki Sadamoto— y hasta el co-director artístico, es imposible no sentir el trabajo como algo muy personal.

Tras Evangelion otros títulos aparecieron, obteniendo la mayoría de ellos gran recepción en el público: Karekano (1998) es una historia de amor en el secundario que, si bien a primera vista parece simple, con el desarrollo de la trama vamos cayendo en la cuenta que la vida de dos jóvenes pueden ser bastante problemática por el solo hecho de vivir en una sociedad con duras reglas sociales y de conducta. También Oruchuban Ebichu (1999), divertidísima historia que gira alrededor de las observaciones de una pequeña y pervertida hámster, la cual intenta entender el modus vivendi de su dueña desde una perspectiva de mascota.
Cómo olvidar FLCL (2000), serie de OVAs que explota mucho el elemento bizarro y la falta de sentido, Mahoromatic (2001) y Cutie Honey (2004), ambas sobre bellas androides que hacen de las suyas, y más contemporáneamente Tengen Toppa Gurren-Lagann (2007) y Houkago no Pleiades (2015), entre otros. La productividad de Gainax no solo sorprende por la cantidad sino por la calidad de sus creaciones. Saltando de una trama post-apocalíptica a la más simpática aventura de amor adolescente, este estudio ejemplar demuestra claramente que, con dedicación y ambición, todo puede lograrse.


Palabras finales

El campo de la animación japonesa es vastísimo, y la cantidad de material que mensualmente se genera en el archipiélago nos llevaría toda nuestra vida para poder terminar de verlo. Los creadores nipones fueron, poco a poco y con perseverancia, ganando un espacio en el universo del entretenimiento mundial del cual será casi imposible que alguien logre derrocarlos. La altísima calidad de diseño y guiones, sumado al trabajo responsable y a las cuantiosas inversiones de dinero, hace de estos estudios sitios de los cuales no solo nos desvivimos por ver sus productos acabados, sino también a veces soñamos con la posibilidad lejana de pertenecer a ellos.

No son pocos los chicos y chicas quienes, fantaseando con pasear por las calles japonesas mientras caminan hacia el trabajo, ponen su esfuerzo en aprender tanto el idioma como practicar dibujo. A todos ellos, desde Honey’s Anime les decimos Ganbatte! Faito!, que de seres soñadores como ustedes salieron casi todos los grandes directores, dibujantes y guionistas del mundo del anime.

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Escritor

Autor: Isobel Kurogawa

¡Hola, gente hermosa! Soy una estudiante eterna de letras –¡algún día terminaré esa carrera!– que oscila entre el mundo de la lingüística y el del anime. Nacida en la Patagonia argentina, tuve la gran suerte de poder vivir tres años en tierra niponas. Fanática de la comedia y de pasarla bien, estaré eternamente agradecida a los creadores de Sailor Moon, Dragon Ball y Gintama por regalarme infinidad de risas y momentos adorables. Con la esperanza de, algún día, lograr entretener a las personas con mis historias, paso el tiempo escribiendo mi propio material y disfrutando de las obras del resto.

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