Más allá de lucir como una chica frágil e indefensa, con expresión ingenua y algo torpe en su forma de expresarse, este bomboncito ha demostrado tener mucho aplomo en situaciones realmente complejas. En primer lugar, cuando su reino cayó a mano de los Caballeros Santos, ella se las ingenió para colocarse una pesada y oxidada armadura y escapar hasta dar con el paradero de los siete Pecados Capitales.

Al llegar exhausta al Boar Hat de Meliodas, este se conmueve al ver la determinación de la chica, quien se enfrenta como puede a Twigo, un cruel caballero leal a los Caballeros Santos. Tras derrotarlo, Meliodas decide contratar a Elizabeth como camarera de su bar y ayudarla a reunir a los otros seis guerreros. Ella no se rendirá hasta salvar a su reino, no importa cuántas batallas deba enfrentar para ello en esta fantástica aventura.

Ante todo, la educación. Elizabeth ha puesto siempre de manifiesto sus modales adquiridos tras su infancia y juventud como princesa. Ella suele ser extremadamente respetuosa y muy amable con los clientes del Boar Hat, solo perdiendo la compostura ante Meliodas, por cuestiones
sentimentales.

Más allá de que, a fin de cuentas, sean sus súbditos, Elizabeth se refiere a cada miembro de los Pecados Capitales como “Lord” o “Lady”, según sea el caso. Además, ella siempre está de buen humor y afirma no considerar a nadie como su enemigo, más allá de sus diferencias con los Caballeros Santos. Definitivamente, Elizabeth es una princesa en todo el sentido del término.

Elizabeth Liones posee una serie de poderes mágicos ocultos en su ser que irá descubriendo con el paso del tiempo. Uno de ellos, y de los más útiles en las diversas batallas que deberá afrontar en esta larga travesía, es el de curar cualquier herida en otro ser vivo, sin importar cuán grave sea. Su poder curativo es capaz de restaurar a King, Diane y Ban en un parpadeo, más allá del brutal daño que les había ocasionado el ataque de Chandler.

Del mismo modo, Elizabeth cura totalmente a Escanor después de recibir el miasma de Meliodas, cuando éste estuvo a punto de convertirse en demonio. Además de los dones curativos, su poder le permite a Elizabeth ser inmune a poderosos venenos, como el de Melascula. Ante sus notables dones, a sus enemigos no le ha quedado otra que alabar el poder de esta hermosa princesa, tal fue el caos de Hendrickson, quien consideró como insignificantes las técnicas de curación de los druidas comparadas con las de Elizabeth.

Al ser la reencarnación de la diosa Elizabeth, esta princesa tiene su lugar asegurado en el Clan de las Diosas, por lo cual tiene la capacidad de albergar un increíble poder mágico en su interior, el cual apenas está comenzando a descubrir. Sus poderes le permiten desarrollar cuatro técnicas principales, que son Ark, Let There Be Light, Invigorate y Tranquilize.

Con Ark, Elizabeth Liones puede contrarrestar la oscuridad, generando una esfera de luz incandescente que envuelve a su enemigo hasta hacerlo trizas. Let There Be Light, por su parte, le permite disparar proyectiles purificadores de espíritus malignos al cruzar sus brazos, dando la impresión de poseer una especie de taladro. Invigorate es la técnica que le permite curar a los demás y Tranquilize le sirve para expulsar el miasma demoníaco de cualquier ser, generando una nube purificadora al extender sus brazos.

A pesar de ser una princesa criada en un reino adoptivo, Elizabeth es una chica nacida con estirpe divina, dotada no solo de extraordinarios poderes mágicos sino también de un corazón de oro. Más allá de su apariencia de chica común y corriente, su carácter y personalidad son dignos de una reina, alguien noble que no teme dar su vida por los demás si es necesario; prácticamente nunca usa sus poderes curativos para su beneficio, solo para ayudar a los demás.

A pesar de tener que enfrentar a demonios y seres sobrenaturales, Elizabeth nunca ha experimentado el odio, pues ella simplemente busca hacer el bien y su único deseo es devolverle la paz a Liones y a toda Britania. ¡Estamos convencidos de que ningún reino podría estar en mejores manos!