Esta es la carta de presentación de Erina, un paladar tan refinado que muchos consideran narcisista debido a su sensibilidad extrema. Solo con probar un pequeño bocado de cada platillo ella es capaz de emitir su valoración, en la cual suele argumentar su percepción con situaciones o sensaciones específicas que dejan sin palabras a todos los presentes.

Por ello, su criterio es uno de los más respetados en la Academia Culinaria Tootsuki, siendo del mismo modo la evaluadora más temida por los demás aspirantes de la escuela, ya que Erina suele humillarlos sin piedad sí sus trabajos no la convencen. Solo Soma Yukihira ha logrado defenderse con éxito de sus hirientes críticas, que suelen destruir la moral del más entusiasta aspirante a chef. Sea como fuere, su “lengua de Dios” es considerada un don único en el mundo, habilidad que Erina desarrolló desde que tenía solo 4 años.

Como típica niña rica, Erina es extremadamente arrogante y considera a la mayoría como simples plebeyos. Durante su niñez, su padre la sometió a un estricto entrenamiento para forjar su paladar refinado, dándole a entender que cualquier platillo preparado con ingredientes comunes era una infamia. Así, la chica desarrolló un carácter frío y hostil, acostumbrada a tener sirvientes que la trataban como a una princesa.

Para ella, cualquier persona o platillo que no corresponda con las enseñanzas de su padre están al margen de su “mundo perfecto”, por lo cual suele ser extremadamente sádica en sus agresiones verbales hacia alguien que la perturbe. No obstante, en el fondo es una chica educada y necesitada de afecto, ya que nunca ha tenido un romance amoroso por su terrible carácter, el cual solo su padre es capaz de doblegar.

Por más antipática que pueda resultar, nadie puede negar la exuberante belleza de Erina. Su larga cabellera color miel y sus ojos lila complementan un rostro de princesa, adornado por el habitual flequillo de su cabellera. De tez blanca y contextura delgada, este bomboncito deja con la boca abierta a quienes la conocen gracias a su delicioso busto, mucho más grande del promedio para una chica de apenas 15 años.

Generalmente, usa el uniforme de la academia, el cual luce a la perfección en su esbelta figura, digna de una Miss Universo. Incluso con el clásico atuendo de chef luce increíblemente bella, opinión compartida por todos los estudiantes de Tootsuki. Ni hablar de cómo se ve en traje de baño, algo que todos pudimos disfrutar cuando decidió ir a nadar con su prima, Alice Nakiri, durante el break veraniego. El problema es que, por su carácter hostil, todos le temen y nadie hasta el momento ha sido capaz de domar a esta fiera… así que no nos culpen por caer rendidos ante esta hermosa tsundere.

Aunque no la vemos cocinar muy a menudo, ya que prefiere estar pendiente del trabajo de sus demás compañeros para hacerlos sufrir, Erina ha demostrado tener una increíble habilidad para cocinar. Debido a su delicado paladar, ella solo se satisface cocinando platos elitistas, dignos de un banquete real; utilizando solo ingredientes de altísima calidad que suele aprovechar al máximo con su enorme creatividad para sorprender a los comensales.

Ejemplo de ello fueron los huevos benedict que preparó para el desayuno del Resort Tootsuki, esto como parte de su prueba durante el cuarto día de clases. Ella no solo impresionó al jurado por la calidad del producto final sino también por la enorme cantidad de raciones que pudo preparar en tiempo récord, duplicando el resultado requerido pues en lugar de 200 sirvió 407 raciones en una hora. Esto, por supuesto, le valió la mejor calificación ese día. Su practicidad en la cocina solo es igualada por Soma Yukihira, quien también es capaz de preparar grandes cantidades de comida en poco tiempo, sin sacrificar la calidad del producto final.

Como repasamos en su biografía, Erina es la hija del director de la Academia Culinaria Tootsuki y nieta del legendario Senzaemon Nakiri, también antiguo director de Tootsuki, conocido como “demonio de la cocina”. Ella es la principal heredera de la Coorporación Tootsuki, por lo cual tiene a su disposición un emporio gastronómico para dirigir en el futuro; y con tan buenos genes seguramente lo hará sin ningún problema.

Además, sí llegase a descartar el mundo gerencial, su enorme talento le augura una exitosa carrera como chef, ya que incluso sus profesores en la academia se sienten abrumados por su seguridad y carácter para juzgar platillos; y si a esto le sumamos sus acaudaladas influencias, la ecuación da un resultado unánime: ¡futuro asegurado! Junto a un bomboncito como Erina, los asuntos financieros serán algo irrelevante...