Primero les voy a preguntar, ¿qué harían si les dijeran que reemplazarán sus cuerpos mortales por partes robóticas y obtendrán fuerza sobrehumana y muchas otras habilidades? Motoko no fue tan afortunada, pues a ella no le preguntaron si quería ser un cyborg o no. Para ese momento, su vida pendía de un hilo muy delgado, con una única salvación: transportar su cerebro y espina dorsal a un cuerpo humanoide que le permitiría vivir... ¿o estar muerta al mismo tiempo?

Aunque poder realizar grandes proezas físicas —como saltar de un edificio sin preocupaciones, luchar contra muchos oponentes al mismo tiempo, almacenar cantidades incontables de información o hackear cualquier computadora— sea abrumadoramente genial, para ella es más importante entender su existencia y el sentido de la humanidad misma.

Esta característica es de especial interés, puesto que se puede notar cómo nuestra heroína es adaptada en su personalidad y estilo. Para 1995, el lanzamiento de la primera película de la franquicia Ghost in the Shell, reveló a una Mayor Motoko Kusanagi más introvertida, pero con mayor profundidad y adaptabilidad a la trama.

Kusanagi cambió su personalidad, adaptándola a la de su primer largometraje, para la televisión. Sin embargo, se mantuvieron algunos estereotipos como pequeñas expresiones de gracia, sin dejar a un lado el sentido de profundidad que tanto amamos y que se ha mantenido hasta el día de hoy. También se pueden observar los cambios en sus dos adaptaciones para televisión; en la primera saga como una heroína y objetiva cyborg, y en la segunda más preocupada por el existencialismo.

La acción en Ghost in the Shell no tiene límite, y podemos darnos cuenta de ello desde el primer capítulo, donde se observa a nuestra querida cyborg adentrándose a un peligroso caso de secuestro por parte de la banda mafiosa de geishsas androides. Es en ese momento en donde se encuentran con un elemento importante de la trama, y se trata de unos documentos de alta confidencialidad del Gobierno Japonés. Ya, a primera vista, se deja ver que la situación a la que se enfrenta Motoko no es apta para novatos, y que solo su compañero Batou y ella pueden manejarla.

Por suerte, la fémina cyborg sabe desenvolverse en esas situaciones, gracias a sus dotes de inteligencia y experiencia acumulada. Además, posee gran capacidad para articular evidencias y dar con los culpables; un ejemplo de ello es en el capítulo 5, cuando consiguen evidencia de peso para darse cuenta que hay un corrupto con mucho poder dentro de la policía.

Créannos, no les gustará meterse con Motoko y mucho menos ser delincuentes en su mundo, pues su especialidad es patearles el trasero a todos aquellos que se atrevan a infringir las leyes y hagan uso de la crueldad para conseguir fines egoístas. Gracias a sus características robóticas, nuestra protagonista se ha convertido en toda una maestra del combate cuerpo a cuerpo, el uso de las armas y la estrategia.

De sus poderosas aptitudes podemos destacar su ingenio, y es que Kunasagi puede formular todo tipo de planes y tácticas en fracción de segundos. Es de esta manera, y con su estrepitosa fuerza y agilidad, que nuestra soldado puede acabar con varios oponentes al mismo tiempo. Además, resulta ser una detective experimentada, capaz de sacar a la luz los más oscuros y enterrados delitos junto con los culpables, como cuando descubre una conspiración de asesinato de un multimillonario japonés.

Sin duda, la personalidad y búsqueda del ser por parte de Motoko Kusanagi es uno de los mayores fuertes de Ghost in the Shell, y son los que dan vida a tan memorable personaje, aunque eso claro está. Aunque en cada una de sus sagas algunos de sus temperamentos varían, siempre mantiene aquella pregunta en sus pensamientos: “¿quién soy?”.

A pesar que en el anime ella misma se defina como un cyborg total, se le puede ver un lado muy humano cuando su existencia misma le hace dudar de sus propias palabras. Ejemplos claros de ello los podemos ver cuando Kusanagi comienza a divagar acerca de su rol en el mundo y su verdadera identidad; situaciones que observamos, en su más alta expresión, cuando Motoko se fusiona con El Titiritero (Project 2501).