Si hay algo que nos gusta de Shuvi es que no se le escapa detalle alguno. Gracias a su avanzado cerebro androide, ella es capaz de intuir reacciones y movimientos adversarios. Para ella, el mundo es como un tablero de ajedrez, siempre a la expectativa de la jugada que ejecutará su rival.

Además, Shuvi tiene la facilidad de copiar técnicas solo con verlas, por lo cual está en la capacidad de replicar en cuestión de segundos cualquier ataque recibido, sin importar la potencia del mismo. Claro, el problema es que su cuerpo no le da para resistir impactos demasiado potentes, pero esta chica siempre está un paso delante del resto gracias a su mente intuitiva. Del mismo modo, al convivir con los Imanity rápidamente trató de emular su comportamiento tímido y monótono, aunque finalmente admitió tener problemas para ajustar su personalidad, ya que fue “ensamblada” como de forma artificial.

La apariencia de Shuvi es muy similar a la de una jovencita de aproximadamente 12 años en cuanto a su altura y contextura. Sin embargo, ¡mi querida androide tiene nada más y nada menos que 221 años! ¿Cómo es posible que después de más de dos siglos luzca tan joven? Bueno, esa es una de las ventajas de enamorarse de una chica cibernética, el tiempo es eterno para ellas, mientras su hardware no sufra algún daño causado por ataques violentos.

Las diferencias entre Shuvi y una chica humana radican en los componentes mecánicos que resaltan a la vista en diferentes zonas de su cuerpo. Por ejemplo, tiene una placa mecánica en su cabeza, la cual es disimulada por su larga cabellera color morado que le llega casi hasta los tobillos. En sus costados y hombros también tiene áreas mecánicas, así como en su espalda, de donde sobresalen dos largos cables con puertos conectores. Cuando está en compañía de los Imanity, ella cubre su cuerpo con un largo abrigo impermeable para cubrir sus partes artificiales.

Aunque las Ex-machina no suelen ser conocidas por tener demasiado poder ni fuerza, Shuvi tiene la potencia de un tanque de guerra. Con sus propias manos, Shuvi es capaz de hacer trizas enormes rocas, rasgar imponentes planchas metálicas e, incluso, puede soportar el peso de objetos diez veces más grandes que ella sobre sus hombros.

Aparte, Shuvi está diseñada para soportar extenuantes viajes a pie, sin importar las condiciones climatológicas, siempre y cuando pueda reabastecer su energía mediante los cables conectores que sobresalen de su parte trasera. Si necesita llegar con prontitud a algún lugar, también tiene la capacidad de correr velozmente largas distancias sin cansarse, incluso con un huésped en su espalda, como cuando corrió cargando a Riku desde su colonia Imanity hasta el centro de la ciudad. A pesar de no poseer habilidades mágicas ni armas artificiales, ¡con Shuvi podemoso ir seguros a cualquier lugar!

Esto es lo que, definitivamente, nos derrite de esta mujer. Al ser una androide, es obvio que Shuvi no tiene emociones ni sentimientos incorporados en su cerebro, pero desde que comenzó a tener contacto con los Imanity siempre le causó curiosidad entender el comportamiento humano, principalmente el amor.

Desde que inició su travesía con Riku, Shuvi empleó todas sus habilidades mentales para analizar los comportamientos de su compañero y entender cómo funcionaba su corazón. El significado del amor se convirtió en el enigma de su vida, un enigma que solo podrá descifrar al final de la película, pero del cual no queremos dar demasiados detalles para no romper a llorar. Si quieren saber a qué nos referimos, ¡véanla!

Podrá sonar machista, pero vaya que una chica así es el sueño de todo hombre, ¿no creen? Shuvi no se cansa, no come ni duerme; lo único que necesita es una fuente de energía eléctrica para cargar su batería interna mediante sus dos cables conectores que sobresalen desde su espalda.

Al no tener emociones ni sentimientos, no exige nunca nada a cambio, es amble, dócil y siempre está dispuesta a dar todo por alguien que logre ganarse su confianza.
Seguramente los lectores estarán pensando "¡quiero diez como ella!"... pero no. Joyas como Shuvi solo aparecen una vez cada diez mil años, aproximadamente, y habría que recorrer el universo entero para tener la suerte de hallar una igual a ella.