Cuando conocemos a Yuzu Aihara parece la típica gyaru superficial, que solo piensa en chicos, ropa y demás frivolidades. Bueno, la verdad es que sí, ella es así, y por eso era una idol en su anterior escuela. Al llegar a la Academia Aihara, todas las chicas se vuelven sobre ella, un poco en reconocimiento por su encanto y belleza, pero más que nada por envidia, ya que las estrictas reglas escolares las tienen con rienda muy corta.

Por suerte para Yuzu, una de las que sí se acerca a ella es Harumi Taniguchi, una gyaru que aunque acata las reglas, en su tiempo libre vive exactamente igual que Yuzu. A Yuzu todo parece quedarle bien, ya sea cuando va maquillada o cuando no, cuando se hace hermosos peinados o cuando está de entrecasa. En compañía de Harumi, la cosa se potencia y siempre nos está sorprendiendo, probándose nuevos modelos con los que nos enamora cada vez más.

Aunque encaja perfecto en el estereotipo de gyaru, hay que destacar que Yuzu es de las chicas más buenas que podemos encontrar. Vale, muchas veces demuestra su rebeldía cuando siente que tiene razón, pero muy rara vez pone sus intereses por delante de los demás, y siempre está allí para sus amigas o familia. Yuzu no es una chica que busque “esclavas” que hagan las cosas por ella ni tiene amigas falsas por conveniencia, por lo que siempre la vemos preocupada de que todos estén felices a su alrededor. En cuanto a su casa, Yuzu siempre ayuda a su madre y hace lo posible por no estorbar ni incomodar a Mei, por más que esto último no sea tan fácil como parece.

Yuzu es una rubia de ojos enormes y verdes, que a pesar de su edad siempre que puede se maquilla de forma sexy. Otra cosa que no va muy acorde a su edad es la ropa que usa, ya que aunque el colorido sí es normal para una adolescente, siempre busca la forma de mostrarse sexy y provocativa, sin perder su toque femenino. Además, Yuzu es una amante de los accesorios y las combinaciones de colores llamativos, imponiendo su propia moda y robándose todas las miradas.

El tema es que no se trata solo de su bello rostro o de la ropa que pueda usar, sino que además tiene un cuerpo de ensueño, con curvas pronunciadas pero nada exageradas. En definitiva, Yuzu es de esas chicas que con solo pasar cerca tuyo te dejan pensando en ella por varios días...

Aunque sea por poco tiempo, Yuzu es la mayor de las hermanas Aihara, y por lo tanto siempre busca comportarse como tal. La relación en un principio fue difícil por la diferencia en formas de ver la vida, pero cuando Yuzu conoce el pasado de Mei y lo difícil que es para ella vivir en un ambiente tan estricto, hace todo por romper esas cadenas y ofrecerle una alternativa más divertida y llena de amor.

Yuzu abre los ojos de su hermana y la hace ilusionarse con que un futuro feliz es posible, sin mencionar que también le abre las puertas al amor, sin condiciones. Si tomamos el primer episodio de Citrus y lo comparamos con los últimos, seguro Mei parece dos personas diferentes, y todo eso es mérito de Yuzu.

En este caso el mérito no es de Yuzu Aihara, sino que toca romper la cuarta barrera y darle el crédito a su seiyuu, Ayana Taketatsu. Cuando se preocupa por su hermana, cuando habla de su fallecido padre, cuando tiene que tratar con chicas enamoradas de Mei y, obviamente, cuando pasa tiempo y se divierte con Harumi, la ternura de Yuzu siempre resplandece. Por más que sea un anime Shoujo-Ai y en varias ocasiones tenemos escenas de pasión, lo que más nos gusta de Yuzu es su lado infantil y dulce, que nos conmueve el corazón. Pasarán los años y quizás el exterior pueda cambiar, pero con esa pureza en el alma podremos contar toda la vida.