De tal forma de ser, tal forma de hablar, ¿verdad? Es imposible que alguien simpático hable de manera seria o ceremoniosa. Apollon tiene facilidad para charlar con quién sea, y su necesidad de estar acompañado hace que, automáticamente, trate bien a todo su entorno. Nunca lo habremos de ver — o bueno, casi nunca— de mal humor o triste. Es tan, pero tan sociable, que al momento de tener que elegir un presidente para el consejo estudiantil, el voto a su favor fue unánime. Por medio de esa voz dulce, y sin embargo clara, este bombón logra que hasta el más negativo de sus compañeros se entusiasme con la organización de los eventos escolares

Algo para resaltar es su capacidad para bautizar a sus allegados con sobrenombres bonitos. Por ejemplo, a Yui le dice Yousei-san (“señorita hada”). Con el resto de los chicos, tiene la costumbre de duplicarles los nombres. Es así como Balder termina siendo Bal-Bal, Loki pasa a Loki-Loki, y etcétera. Pero, quien renombra corre el peligro de sufrir igual suerte: Loki-Loki, devolviéndole el favor, hizo un juego de palabras cambiando la primera sílaba de Apollon por la palabra aho (“tonto”, en japonés). El resultado fue Ahollon, un nombre que gustó entre los otros chicos y que, para infortunio de nuestro dios solar, fue adoptado por casi todos.

Las relaciones familiares de Apollon no son ni un secreto ni un invento de los creativos japoneses. Desde hace cientos de años que este precioso ser ostenta la fama de hijo directo de Zeus y, por ende, sobrino de Hades. En este anime, vamos a ver al dios del Sol más cerca del señor de inframundo que del jefe de todos los entes sagrados. Esto va más allá de la jerarquía de cada uno, ya que podríamos pensar que la relación es más fluida con su tío que con su padre debido a que este primero es un alumno, y aquél una autoridad dentro del recinto escolar. No, queridos nuestros. Apollon, sencillamente, no posee una charla ni amena ni cariñosa con el dios de los truenos.

En cuanto a Hades, la cuestión varía muchísimo. Ladero incondicional del presidente estudiantil, es un muchacho que, si bien se la pasa vaticinando futuros oscuros y culpándose por ser él mismo quien trae las desgracias a sus seres queridos, intenta ayudar en todo lo que su sobrino le pide. Un tercer pariente de nuestro amorcito es Dyonisus, su medio hermano y deidad encargada del vino y la juerga. De la misma forma que el amo de los avernos, el especialista en bebidas alcohólicas se lleva de las mil maravillas con Apollon, compartiendo de muy buena gana sus experiencias humanas y estudiantiles.

Les habíamos comentado que Apollon es una mezcla de príncipe azul y caballero andante. Lo de príncipe azul se lo adjudicamos por ese modo tan cálido y dulce de tratar a todos; lo de caballero andante, porque es terriblemente protector y, más allá de ser un joven que no gusta de pelear, nadie pone en duda que sería capaz de luchar hasta el fin de sus fuerzas con tal de salvaguardar a su ser amado. Cuando su objeto de deseo se ve en problemas, el calmo y encantador dios se convierte en un hombre lleno de dudas y miedos.

Al menos dos veces, en el correr de la serie, vamos a ver a este jovencito perder realmente la calma, ambas por la presunta desaparición de Yui. Por alguna razón —que más adelante les detallaremos—, Apollon no soporta siquiera la posibilidad de no estar cerca de su “hada”. La sola idea de no verla más, literalmente, lo saca de quicio, tanto así que, cada vez que logró encontrarla, acabó abrazándola tan fuerte al punto de lastimarla. Como era de esperarse, estas actitudes no pasaron inadvertidas en Yui. ¿Qué sucede dentro de nuestro galán? La explicación la encontraremos en el capítulo 9 del anime. No diremos más… por ahora.

Uno de los puntos positivos que tiene Kamigami no Asobi es el diseño de personajes, desde lo físico hasta el vestuario. Al comienzo de la serie, Apollon se nos presenta con el uniforme de invierno: saco blanco con detalles dorados, chaleco oscuro, corbata azul, camisa blanca, pantalones grises y botas de montar. En su versión de verano, la parte superior cambia a una camisa de mangas cortas. Esté vestido con lo que esté vestido, su “modo humano” rinde al 100%. Este chico, más que el soberano griego del Sol, ¡debería ser el de la belleza!

Hablando del Sol… ¡ni se imaginan cómo se pone cuando se transforma en dios! Primero, su cabello crece, llegando a cubrirle toda la espalda; espalda que está al descubierto porque no tiene nada que lo tape de la cintura hacia arriba. Sus ojos verdes pasan a dorados, el cuerpo se le llena de tatuajes de luz, y una especie de listón azul celeste lo rodea. Descontando el hecho de que tiene poderes y que, por más cambios que haya sufrido, continúa siendo una preciosura de persona, Apollon es ese estilo de personaje que uno nunca se puede poner de acuerdo en qué apariencia le sienta mejor.

Dentro de la mitología griega tenemos cientos de historias de amores que han acabado en tragedias. La de Casandra y Apolo, no es una excepción. Casandra era una sacerdotisa quien, gracias a Apolo, tenía el don de predecir el futuro. Al hurgar en los tiempos venideros, llegó a la conclusión que ella nunca podría ser feliz con su amante celestial y rechazó el amor del dios. Apolo, enojado por la negativa, decidió castigarla haciendo que nadie crea en las profecías que ella realizaba. En este anime, la historia varía un poco:

Seguimos teniendo a Cassandra y a Apollon pero, en esta realidad paralela, la curiosidad mató al gato. Cassandra ve el futuro de ambos, cae en la cuenta que es imposible una relación entre una mortal y un inmortal, y se ahoga en un río por culpa de la depresión. Apollon llega para ver el cuerpo de su amada, rescatarlo del agua y llorar sobre el mismo; todo esto se agrava cuando Hades confirma que el espíritu de ella no se encuentra en el inframundo, por lo que debe de andar vagando como alma en pena por el plano material. ¿Dónde estará Cassandra? Ese secreto deberá develarlo Yui, cuando comience a sufrir unos extraños y enigmáticos sueños.