Cualquiera pensaría que, tras todo lo ocurrido en los primeros juegos, Kratos jamás sería capaz de tener paz. Sin embargo, el tiempo cicatriza las heridas y nos hace más sabios, siendo Kratos la prueba viviente de ello. No solo fue capaz de rehacer su vida desde cero sino que, incluso a pesar de su condición y el miedo que ésta le generaba, hizo todo lo posible por ser un buen padre...aunque no con tanto éxito.

En el nuevo God of War vemos un lado más humano de alguien que ya solo pensábamos como un monstruo sediento de sangre. Aunque ahora vive lleno de remordimientos por todo el sufrimiento que causó, Kratos intenta ser una mejor persona y alejarse de todo ese mundo de sangre y caos en el que una vez estuvo sumergido; eso no lo hace por él sino por su hijo Atreus, del cual Kratos espera que sea mejor, muchísimo mejor de lo que él alguna vez fue.

Ser el Dios de la Guerra de por sí es impresionante, sobretodo porque Kratos lo arrancó de las frías y muertas manos del mismísimo Ares. Sin embargo, cuando descubres que encima es hijo de Zeus es cuando comienzan a tener explicación algunas de sus proezas y su increíble capacidad de curación, sin contar con lo difícil que es lograr matarlo. Da igual cuánto le tires encima, como ya descubrieron los dioses del Olimpo.

Lo más irónico es que, justamente, es esta existencia divina lo que más sufrimiento le ha traído en su vida a Kratos. Llevar sangre divina te hace creerte mejor que otros y también te vuelve vanidoso, manipulador y cruel, como han demostrado casi todos los dioses de esta saga; Kratos no fue una excepción a esta regla, aunque la madurez le ha dado la sabiduría y la precaución necesarias para conocer cuál es su verdadero lugar y no dejarse dominar por el poder.

Si te has enemistado con Kratos por alguna razón.... bueno, estás en graves problemas. Incluso si logras matarlo, volverá atrás en el tiempo para evitarlo o simplemente escalará de vuelta desde el inframundo para morderte la yugular. Kratos podrá perder una vez, pero ten por seguro que encontrará la manera de hacerte pagar de una manera tan escandalosa que hará que las madres escandalizadas le tapen los ojos a sus hijos.

Kratos es fuerte como un titán y terco como una mula divina, y en el momento en el que se le mete algo en la cabeza simplemente no va a parar hasta resolverlo. Sin importar cuántos enemigos deba destripar o los puzzles que deba resolver, simplemente encontrará la manera de girar las tornas a su favor y hacer temblar al cielo con sus propias manos.

Cualquiera que haya jugado a las entregas de God of War sabe que Kratos es el guerrero perfecto, a tal medida que se ganó el favor del Dios de la Guerra por sus méritos. Siempre se adapta a cualquier situación con unas habilidades de improvisación y adaptación notables, sin importar el número de enemigos o su tamaño; Kratos siempre logra obrar un milagro e imponerse a dioses, titanes y abominaciones varias.

Incluso con su pasado y su disposición, Kratos amaba a su esposa y a su hija, y cómo de horrible tuvo que ser el golpe cuando se entera que fue manipulado para matarlas sin darse cuenta. Este hecho le persiguió y atormentó durante años, en parte porque fue su culpa y en parte porque las cenizas de ambas estaban adheridas para siempre a su piel. Por suerte, Kratos logró encontrar el amor y un nuevo retoño muchos años después.

Es extraño que tardara tanto en tener otro hijo ya que, como todos saben, Kratos siempre sabe qué botones presionar para satisfacer a una dama y tuvo unas cuantas oportunidades para ello. El problema parece ser su mala suerte para el amor, ya que cada vez que sienta cabeza sucede una tragedia.

Obviamente, parte de esta habilidad es por motivos de uso en el juego, pero con el currículum vitae de Kratos, casi no es de extrañar la velocidad a la que domina nuevas armas, incluso las que se manejan de maneras poco convencionales. Todo sea dicho, jamás verás a ningún personaje usar tan bien la cabeza como Kratos, aunque a menudo no sea la suya propia sino la de Medusa, Euryale o Apolo.

Lanzas, espadas, hachas, guanteletes... Kratos es capaz de usar cualquier cosa para pulverizar o hacer trocitos a sus enemigos, aunque generalmente prefiere usar sus propias manos para esto. ¿Será por facilidad de manejo o porque le gusta la sensación de abrir a alguien con sus propias manos? Esto es algo que mantiene en esta cuarta entrega, aunque ahora lo hace no con rabia desenfocada sino con la furia de un guerrero sabio, que trata de proteger a su hijo y honrar a su esposa fallecida.