A pesar de ser apenas un adolescente al inicio de su travesía, Sinbad siempre demostró ser una persona de temple y valor, con una innata capacidad de liderazgo. A los 14 años fue capaz de salir a conquistar un calabozo y de embarcarse —por voluntad propia— en una misión de que lo llevó, incluso, a fundar y gobernar su propio país. Gracias a su fuerza física y a su agudeza mental, nuestro chico se las ingenió para derrotar a monarcas como el rey Darius y la reina Mira, esto luego de reunir un importante ejército de guerreros que fue reclutando durante su travesía marina.

Por si fuera poco, Sinbad se ha ganado la fama y el respeto de los Siete Mares, luego de conquistar sus siete celdas, siendo la primera persona en lograr semejante proeza. Siempre sobrio cuando la ocasión lo amerita, Sinbad es visto como un monarca justo y honorable en todo el mundo. Su labor como soberano de Sindria y luego como líder de la Alianza Internacional ha sido clave para la consolidación de la Alianza de los Siete Mares, organización en donde ha logrado agrupar a todas las superpotencias en pro de preservar la paz y la justicia en el mundo.

Esto es lo que, definitivamente, nos ha derretido de Sinbad. Sus ojos color avellana endulzan una mirada fija y cautivadora que, sencillamente, hipnotiza a cualquiera. Este amo de los océanos no solo tiene la facilidad de conquistar territorios, sino también corazones. De barco en barco, de puerto en puerto, Sinbad tiene lo necesario para enamorar a cuanta doncella se cruce en su camino.

Uno de sus ganchos, además de su atractivo físico, es la labia. Sinbad es de esas personas que sabe cuándo y cómo decir las cosas que los demás quieren oír, algo que le ha sido muy útil para reclutar aliados en sus expediciones; por ello, es un excelente negociador y político. Sinbad, simplemente, tiene el paquete completo: astucia, belleza y buen léxico. ¿Qué más pueden pedir, chicas?

Aunque no es muy común que los conquistadores sean nobles, Sinbad rompe con este estereotipo. Su capacidad de liderazgo es tan fuerte como su sentido de lealtad: para él, sus súbditos y compañeros de batalla son como su familia, siempre está al pendiente de la felicidad de sus allegados.

Del mismo modo, como monarca nunca descuida a su pueblo, y siente que lo más importante es satisfacer las necesidades de la gente. Para Sinbad, “el país existe para proteger al pueblo que vive en él. No es correcto llevarlos a la guerra para que mueran, así como tampoco es necesario que exista un país que no protege a su pueblo”. ¿No es genial que piense así? Por ello, nuestro chico es un rey amado por todos.

Gracias al entrenamiento con la tribu Yambala, Sinbad adquirió una habilidad que, en principio, solo dominan los magos. El magoi es una energía que reside en el cuerpo, la cual proviene del Rukh, el hogar de las almas. Esta es la energía utilizada por los magos para potenciar armas y articular conjuros. Del mismo modo, permite dominar los elementos de la naturaleza (como el agua y el fuego) para generar potentes ataques.

El método perfeccionado por Sinbad para dominar este poder consiste en controlar la energía interna del cuerpo y proyectarla con las manos. Asimismo, este chico es capaz de contrarrestar el magoi de sus oponentes, dominándolo con sus manos y negándoles la posibilidad de utilizarlo. Esta habilidad debe usarse con prudencia si no se es mago, ya que produce un enorme desgaste físico en el individuo que puede generar sangrados profusos, desmayos e, incluso, la muerte.

Si hay algo que define a Sinbad es su gusto por las fiestas. A él le encanta divertirse, siempre con lugar para comer y emborracharse hasta la saciedad luego de una batalla, como buen marinero. De hecho, su gusto por el alcohol y las mujeres hermosas hicieron que cayera en la depravación total, motivo por el cual estuvo a punto de dejar la corona de Sindria.

Por suerte, el joven monarca pudo rehabilitarse y volver al camino de la cordura, conduciendo de forma exitosa la Compañía de Comercio de su reino y siendo pieza clave en el desarrollo de la Alianza de los Siete Mares. Sin embargo, su espíritu festivo sigue intacto, y Sinbad siempre lleva la vida de forma descomplicada, con una actitud positiva y relajada. Mejor acompañada, no puedo estar. ¿No les parece?