Ryouta es el hermano menor del padre Josef Hiraga, un jovencito de 12 años quien padece un extraño cáncer en los huesos. Recluido en un hospital católico en Alemania, el chico parece condenado a morir pronto y solitariamente. Además de la relación con su hermano, Ryouta solo tiene contacto cercano con el doctor, su médico personal de quien no se conoce su verdadero nombre.

El pobre Ryouta, aparte del terrible osteosarcoma que lo mantiene postrado en una cama, padece constantes pesadillas nocturnas y extrañas visiones, presuntamente causadas por almas en pena. Con la sombra de la muerte rondándolo constantemente, solo el doctor permanece al pendiente del muchacho, por lo cual existe un vínculo muy cercano entre ambos. Tal vez el chico encuentre en el galeno el afecto necesario para superar su calvario personal, ¿no lo creen?

Avanzamos con una pareja de investigadores que serían capaces de rastrearte en cualquier lugar del mundo. Primero tenemos a Lauren Di Luca, un peligroso hacker italiano quien, tras ser arrestado, es puesto a las órdenes del departamento de inteligencia del Vaticano para que coopere con sus investigaciones secretas. Di Luca es una persona muy extraña y misteriosa, alguien en quien pocos serían capaces de confiar. Por otro lado, Bill Suskins es un experimentado agente del FBI a quien Hiraga y Nicholas conocieron en una misión en África.

Siendo ambos especialistas en investigaciones y, por ende, inmersos en un intrigante y misterioso mundo, valdría la pena juntar a Lauren y Bill, porque juntos harían desastres si se lo proponen. Di Luca es un genio informático, prácticamente con la única persona que es amistoso es con Hiraga, mientras Bill solo tiene cabeza para sus misiones de espionaje. Como colaboradores del Seito no Za, parece cuestión de tiempo para que este par unan fuerzas y hagan algo mucho más picante que rastrear información...

Acá nos adentramos de lleno en el grupo Seito no Za. Su director es el Arzobispo Saúl, quien además es miembro de la Congregación para las Causas de los Santos y uno de los cabecillas de la Santa Sede. Saúl es considerado un héroe por sus compañeros ya que posee una gran fe y fue capaz de sobrevivir a un extraño exorcismo. Robert Nicholas es, junto con Joseph Hiraga, su principal pupilo. Este joven sacerdote de 27 años es especialista en leer textos antiguos y determinar la veracidad de un presunto milagro.

La relación entre Nicholas y su superior es excelente. Saúl es capaz de poner su cargo en juego con tal de protegerlo para evitar algún castigo disciplinario si una misión llega a salirse de control y amerita acciones extremas. ¡El cariño y respeto entre ambos va más allá de una relación maestro-discípulo! Ellos tienen una química muy particular que rompe la habitual rudeza de Nicholas y la aparente frialdad de Saúl. Los dos son piezas claves para el Vaticano y tienen en sus manos el futuro del catolicismo en cada investigación.

Ambos se conocen en el capítulo 6 del anime, cuando Hiraga y Nicholas son enviados a investigar un caso de posesión maligna en África Central. Pronto, las habilidades intuitivas de Hiraga llaman poderosamente la atención del joven padre Julia, quien también atrae ipso facto a este último con su delicadeza y amabilidad. El padre Julia es el superior de la Congregación de San Carmel, un joven y hermoso presbítero de apariencia angelical a quien todos los allegados a la parroquia consideran un santo debido a sus obras de caridad.

Sin embargo, a pesar de su aparente benevolencia, Julia guarda en su interior oscuras intenciones que nadie imagina. Tal vez el acercamiento entre ellos sea determinante para que Hiraga pueda descifrar a este enigmático padre, descubriendo realmente qué es lo que pretende. La gentileza de Julia para con el prójimo es única, mientras Hiraga siempre destaca por su escepticismo, pero con la aparente devoción de este último quedó anonadado. Ambos presbíteros tienen apariencia muy femenina y son extremadamente analíticos y detallistas, por lo cual harían una magnífica pareja.

Más allá de lo reiterativo, el número uno de esta lista, inevitablemente, tienen que ocuparlo los protagonistas de la serie... no hay de otra; toda la trama misteriosa de Vatican Kiseki Chousakan gira a su alrededor, y con toda razón. Kou Joseph Hiraga y Robert Nicholas forman una de esas parejas épicas de personajes que pueden sobreponerse a cualquier adversidad y lograr que el mundo cambie a su favor. Para el Vaticano es una suerte contar con dos jóvenes tan hábiles como ellos, y por eso han depositado su confianza en ellos para resolver los controversiales casos que ponen en tela de juicio la reputación de la fe católica.

Aunque son de diferentes culturas, ambos se conocen muy bien y han logrado complementar sus habilidades a la perfección. Hiraga es japonés, desde chico mostró una increíble destreza para las matemáticas, algo que ha utilizado para sus análisis teológicos. Nicholas, por su parte, es italiano y sus pasiones son el sincretismo y las lenguas antiguas. A la hora de analizar fenómenos sobrenaturales vinculados a la Iglesia no hay nadie mejor que ellos, y por eso han recorrido el mundo para fortalecer la fe católica, bien sea verificando presuntos milagros o realizando exorcismos. Juntos hacen una increíble pareja que bien puede llevar su entendimiento más allá de lo que dicta su cuello blanco y su sotana negra. Si se lo proponen, este par puede echar fuego, y es que con todo el morbo que rodea al clero católico y con el atractivo físico de estos sacerdotes, ¡el pecado sería no shippearlos!