Lamentablemente hoy ya no tenemos a Satoshi Kon con nosotros, pero este gran director (muchas veces no valorado como debería haber sido) nos transmitió un legado inigualable que demuestra el talento inmenso que tenía, dejando huellas imborrables en el cine mundial. Su obra se caracteriza por construir personajes sumamente realistas, con una gran profundidad psicológica, pero en mundos en lo que se fusiona la realidad con lo onírico. Kon tiene la maestría de tratar temas muy complejos, pero la forma en la que lo comunica al espectador es de manera simple.

Su obra consta de cuatro películas (Perfect Blue, Millenium Actress, Tokio Godfathers y Paprika), todas muy distintas entre sí, pero lo que sí tienen en común es la originalidad única que caracteriza a cada una de ellas. Antes de morir en el año 2010, Kon estaba realizando un film (Dreaming Machine), pero el estudio Madhouse retomó este “work in progress” y lo llevó a la pantalla grande en 2015. Además, tiene una serie genial llamada Paranoia Agent que llevó a Kon considerarlo como “el David Lynch de la animación”.

Satoshi Kon saltó a la fama con su ópera prima Perfect Blue, la cual tuvo su remake live-action en manos del director estadounidense Darren Aranofsky, llamándola Black Swan. Paprika, su última obra en vida, inspiró a Christopher Nolan para realizar Inception. El cine surrealista de Satoshi Kon nos hace sumergir en los lugares más oscuros de nuestra mente, en los sueños y en toda la complejidad fascinante que caracteriza al ser humano.

Osamu Dezaki comenzó con Osamu Tezuka (llamado en Japón como "el dios del manga”) en el arte de la animación de manera profesional, convirtiéndose con el tiempo en una figura imprescindible en el estudio Mushi Pro. En la época de Desaki no existían las escuelas de animación, así que él se formó de manera autodidacta. Su obra fue muy prolífica y las más notables son: Nobody’s Boy Remi, Treasure Island, Space Adventure Cobra Movie, Rose of Versailles, Golgo 13: The Professional Serie, Aim for the Ace!, Black Jack, Air (película), Clannad (película), entre muchas más.

Osamu Dezaki marcó a una generación de animadores, en especial en los años 70. Sus técnicas fueron tan innovadoras en esa época que hoy en día son un modelo a seguir para todo creador en este tipo de arte. El estilo de su firma es muy particular, ya que solía utilizar una paleta de colores cálidos con una iluminación consumida. También verán en sus obras una recurrencia como el vuelo de aves. Además, fue el pionero en el uso de la cámara multipunto y realizaba un efecto de pantalla dividida muy interesante.

Desaki era muy meticuloso con los detalles y eso hacía que en sus films logre un efecto de realidad asombroso con un gran impacto emocional sobre el espectador, al contar de una manera tan expresiva historias sumamente dramáticas. Desafortunadamente también murió (a los 67 años), pero nos dejó marcas muy importantes en la forma de hacer anime y con una producción fílmica que no pueden dejar de ver.

Tatsuyuki Nagai s el director más joven de toda la lista. Con solo 40 años ha tenido una vasta producción en la que se destacan Honey and Clover II (su primera serie como director oficial), Toradora!, The Anthem of the Heat, AnoHana: The Flower We Saw That Day, entre otras.

Nagai maneja con maestría el género comedia romántica, el drama y el lenguaje visual. Sabe cómo relatar una buena historia a partir de la imagen, y su obra se centra en el drama de los personajes en lugar de la historia en sí, con historias que nos hacen reír y llorar, y tienen una animación muy bella.

Makoto Shinkai, teniendo apenas un poco más de cuarenta años, ha construido una obra magistral sin ningún tipo de desperdicios. No por nada ha sido considerado como "el nuevo Miyazaki", aunque Shinkai humildemente dice que lo están sobrevalorando. Además, él tiene su estilo propio y desea hacer su camino sin formar parte del Studio Ghibli, que incluso técnicamente se diferencian bastante, ya que Makoto utiliza cortos de stop-motion y el Studio Ghibli dibuja artesanalmente los personajes.

Dentro de su obra tenemos películas bellísimas con un gran impacto visual y emocional. Sus películas cuentan historias que nos dicen que crecer es difícil y eso nos genera que con el paso del tiempo las ilusiones se esfumen, pero también nos habla del amor puro, con una forma totalmente poética y un arte de animación impresionante. Sus películas más notables son Cinco centímetros por segundo, El Jardín de las palabras, y la última que hizo hasta el momento, Kimi no Na wa, ganó el Premio a la Mejor Película de Animación en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges y en este momento es el film más taquillero de Japón.

Mamoru Hosoda, cuando era niño, su madre lo había llevado al cine a ver El castillo de Cagliostro de Miyazaki, y en esa película tuvo la revelación de que su vocación sería la de ser un director de animación. Hosoda fue rechazado en un principio por el Studio Ghibli, pero años más tarde lo llamaron para colaborar en El increíble castillo vagabundo. Los comienzos de su carrera fueron con la colaboración en el famosísimo Dragon Ball Z en el estudio Toei Animation. Actualmente se desempeña como director en el estudio MadHouse.

Entre su obra se destacan Summer Wars, La chica que saltaba a través del tiempo, Los niños lobo, y su última película, El muchacho y la bestia. Los argumentos suelen tener moralejas y grandes enseñanzas que nos dejan resonando en el alma, y colocan a la familia en un lugar preponderante. También son historias contadas desde el realismo y no tanto desde el género fantástico.

Isao Takahata es un gran amigo de Miyazaki y juntos fundaron el Studio Ghibli. Pero a diferencia de la mayoría de los directores de animación, Takahata no se dedica a dibujar. Él se graduó en literatura francesa y en un principio se dedicaba a realizar series basadas en obras de la literatura universal, tales como Heidi, la niña de los Alpes, Ana de las tejas verdes, Marco, entre otras.

Su obra más destacada es La Tumba de las Luciérnagas y es la primera que realiza en el Studio Ghibli. Es una historia sumamente conmovedora que se sitúa en la segunda guerra mundial y tiene un mensaje hermoso antibélico. Se la considera una obra maestra; una película de culto que se dirige al público adulto. Su realismo tiene grandes influencias del neo-realismo Italiano y eso lo podemos notar en su cine hiperrealista, lleno de detalles de la vida cotidiana. También tiene una tendencia expresionista cuando en ciertas escenas cobra vida la imaginación de algún personaje generando una fusión única con el realismo que caracteriza a este director.

Mamoru Oshii es conocido por ser el director de Ghost in the Shell, considerada la mejor película de ciencia ficción animada. Oshii trabajaba en el Studio Pierrot cuando inventaron el OVA, un nuevo formato de animación que revolucionó a esta industria, y él mismo fue el primero en dirigir un producto con este sistema con una miniserie llamada Dallos. Oshii siempre tuvo fascinación por la ciencia ficción y por las temáticas existencialistas. Su consagración llegaría en el año 1988 con la saga Patlabor que fusiona los conflictos futuristas con tramas políticas. Pero su obra maestra llegaría unos años más tarde con la ya mencionada Ghost in the Shell. Film de culto del género Cyberpunk, en donde la tecnología es la protagonista, y la línea que separa lo virtual de lo real es cada vez más delgada.

Mamoru Oshii tiene un estilo inconfundible. Sus películas suelen tener una cadencia un tanto lenta, con personajes muy bien construidos que salen de estereotipos, diálogos muy extensos, cierta recurrencia con la simbología cristiana y, por sobre todas las cosas, una animación preciosa.

Hideaki Anno dio sus primeros pasos de manera profesional en el mundo de la animación de la mano del gran Hayao Miyazaki. Este estaba realizando Nausicaa in the Valley of Wind y necesitaba un animador para dibujar unas escenas complicadas; Anno se presentó en la entrevista e impresionó de manera notable a su mentor. Sus obras se centran en personajes que no logran encontrar su lugar en el mundo, la extranjería es moneda corriente en la vida de ellos, y el único refugio que les queda es ser una isla o recurrir a las incómodas máscaras e intentar encajar. Los argumentos hacen foco en las emociones de los personajes, insertados en un mundo caótico que está a punto de estallar.

Esta estética de las explosiones tiene una justificación: Anno vivió durante la Guerra Fría y desde niño siempre tuvo visiones apocalípticas de guerras nucleares. También podemos ver en su producción cierta fascinación por mostrar paisajes urbanos, y exponer de manera recurrente algunos objetos citadinos tales como trenes, carteles y postes eléctricos. Las técnicas de animación que utiliza son realmente innovadoras, experimentales, que buscan una nueva forma de hacer cine. Su obra maestra es Neon Génesis Evangelion, serie de culto con gran contenido filosófico, escrita y dirigida por él. Posteriormente Anno realizó Death and Rebirth y The End of Evangelion. Diez años más tarde este director retoma su obra cumbre y hace Rebuild of Evangelion, que está conformada por cuatro películas. Les puedo asegurar que después de ver Evangelion ya no van a ser los mismos, porque una tormenta de preguntas existenciales les va a baldear el alma.

Katsuhiro Otomo es el gran maestro del Seinen conocido por haber realizado en los años 80 Akira, una obra increíble del género Cyberpunk y con el presupuesto más caro de la historia de la animación de esa época. Otomo trabajó durante ocho años en la creación del manga y antes de finalizarlo, en el año 1988 dirige la película. Akira introdujo el manga y el anime en occidente (hasta el momento era un arte bastante desconocido). Les sorprenderá saber la cantidad de dibujos que tiene esta película de culto, 160.000... si, leyeron bien. Otomo se centra en los detalles más mínimos creando una genialidad.

Este director en sus obras muestra el caos, la violencia y la destrucción como nadie lo había hecho antes. A partir de una estética barroca, apocalíptica, Otomo hace una crítica feroz sobre la naturaleza humana y sobre el devenir terrible de nuestra civilización. Otros trabajos reconocidos de este creador son: Neo Tokyo, Robot Carnival, Memories, Steamboy y Mushishi.

Llegamos al puesto número 1 y el elegido no es una sorpresa para nadie. Hayao Miyazaki es sin dudas el mejor director de animación de todos los tiempos. Su mayor inspiración fue Osamu Tezuka. La primera obra que realiza dentro del Studio Ghibli es Nausicaa del Valle del Viento, y El Viaje de Chihiro es la primera película de anime en ganar un Premio Oscar. Otros trabajos notables son: La princesa Mononoke, Ponyo, El increíble castillo vagabundo, Kiki: entregas a domicilio y Mi vecino Totoro. Su último film hasta el momento es El viento se levanta, y ya anunció que se va a retirar con una obra que la está trabajando desde hace 20 años, llamada Boro la Oruga.

La forma de hacer cine de Miyazaki generó realmente un quiebre con todo lo que se venía haciendo dentro de la animación. Sus películas son obras maestras, con el arte más bello que puedan llegar a ver. Los universos que crea están llenos de metáforas y poesía; también aparecen mundos oníricos con criaturas fantásticas increíbles. Las temáticas que suele abordar son complejas, acerca de nuestra naturaleza, y por lo general las historias las protagonizan niñas de gran fortaleza, en las que veremos su crecimiento y maduración. Además, en su obra hay mensajes muy claros que nos indican un amor incondicional por la naturaleza y un rechazo total hacia la guerra. Miyazaki es una revolución en esta industria, gracias a su genialidad conocemos el anime en occidente y sus películas son un hito para la historia del cine.