Había una vez… un bebé extraterrestre que llegó a la Tierra para destruirla. Este dulce retoño fue encontrado por un anciano, quien lo cuidó amorosamente. Un día, el niño se golpea muy fuerte la cabeza y, gracias al cielo, se olvida de aquella misión de enviarnos al más allá. Por el contrario, el enérgico niño bautizado Son Goku, se convierte en el protector de nuestro planeta, enfrenta a los malos y vela por nuestra seguridad. Esta vuelta, ya muchos años más tarde de aquello, nuestro héroe tendrá que plantarle cara a Beerus, el dios de la destrucción. Él ya tiene bastante experiencia batallando contra androides y extraterrestres, pero... ¿podrá contra esta deidad y todos los enemigos que vienen después?

Son Goku tiene dos hijos, nacidos de su casamiento con Milk: Son Gohan, el primogénito, y Son Goten, el que le siguió. Como Goten nació luego del fallecimiento de su padre (los que hayan visto la serie Dragon Ball Z se acordarán de la épica batalla contra Cell), Gohan siempre estuvo muy cerca, apoyando a su hermanito en los entrenamientos y enseñándole nuevas técnicas de pelea. Si hubiera un récord Guinness sobre amor fraternal, no tenemos la menor duda que estos muchachos estarían en él.

¡Levante la mano aquí quien no ha tenido de esos momentos en los que uno odia al planeta entero! ¿Nos pasa, verdad? Bueno, a Mirai Onozawa, una estudiante común y corriente de trece años, también. Pasando por una etapa de enojo y rebeldía con todo el universo, Mirai solo desea que alguna catástrofe se lleve bien lejos a sus padres, a su colegio, a sus conocidos… en fin, a todos. El grave problema es que, a veces, tenemos esa mala suerte que los deseos se vuelven realidad; y cuando uno pide por cataclismos, puede ser que un terrible terremoto nos toque a la puerta.

Mirai tiene un hermanito de 8 años llamado Yuuki. Dulce, simpático y bastante alejado de la forma de ser un tanto lúgubre de su hermana mayor, Yuuki suele llamarla alien del celular a manera de broma, por todo el tiempo que ella pasa con dicho aparato. Su relación es buena aunque, por lo general, se deba a la buena predisposición del pequeño para tratar con una chica que odia a todos. La situación límite que ambos habrán de vivir los acercará aún más, dejando recuerdos imborrables, en especial, para la parte mayor del dueto.

“Si no debo hacerlo, no lo haré. Y, si debo hacerlo, lo haré rápido.” Estas son las sabias palabras de Houtarou Oreki, protagonista de Hyouka, de quien podemos decir que más que perezoso es un ser que gusta de “ahorrar energías”. A pesar de tener una forma de ser parca y desabrida, en realidad es un muchacho bastante perceptivo e inteligente. Al menos lo suficiente como para ingresar al Club escolar de Literatura Clásica, y acabar resolviendo distintos misterios que irán apareciendo en su camino.

El que no gusta de malgastar energía en hacer cosas no es un buen candidato para ser parte de club alguno. Ahora, si ese ser tiene una hermana mayor que lo obliga a pertenecer a uno como un intento de posible sociabilización, la cuestión cambia. Esto es, justamente, lo que sucede a Houtarou con su enigmática pariente, Tomoe Oreki. Personaje un tanto extraño si los hay, Tomoe tiene la especial cualidad de nunca mostrar su rostro completo. 4 años mayor que su hermanito, ambos poseen una relación que, si bien a primera vista parecería ser distante, es muy cariñosa y fraternal.

En un hermoso día de sol, Mai Tokiha y su hermano menor, Takumi, disfrutan de un tranquilo paseo en yate. En medio del viaje, Takumi ve una muchacha flotando boca abajo en el agua. Al rescatarla, se dan cuenta que no viene sola: una enorme y sospechosa espada la acompaña. Desde ese momento, extraños personajes comenzarán a cruzarse en el camino de Mai y sus amigos, resultando en luchas fantásticas llenas de magia y acción. Mechas, fanservice, romance y mucha comedia estarán a la orden del día para los amantes de las historias escolares y el Shoujo-ai.

Desde el capítulo primero de la serie vamos a poder ver la gran relación que estos dos hermanos comparten. Y no es para menos: antes de morir, Mai prometió a su madre que cuidaría de Takumi, el cual sufre de una terrible afección al corazón. Con instinto más maternal que fraternal, Mai sigue muy de cerca los pasos de su hermanito, proveyéndolo de todo lo que precisa para vivir y protegiéndolo de cualquier mal que pueda acaecer.

Cuando Tai Kamiya (Taichi Yagami, para quienes han visto la serie en japonés) pisó aquel campamento de verano, nunca se imaginó que iba a ser llevado a un mundo digital lleno de mascotas virtuales. Él y seis niños más, son teletransportados al Mundo Digital, recibiendo cada uno un Digimon —monstruo digital— como nuevo compañero de aventuras. Junto a estas simpáticas criaturitas, Tai y sus nuevos amigos deberán salvar este nuevo universo de una horrorosa fuerza oscura que, cual virus, corrompe todos los lugares por donde pasa.

En el grupo de jovencitos están los hermanos Yamato Ishida —Matt en la versión latina— y Takeru "T. K." Takaishi. Lo interesante en esta relación es que va de menos a más: en el comienzo, T. K. parecería sufrir una especie de fría indiferencia por parte de su hermano mayor; sin embargo, esto se debe más a la personalidad reservada y solitaria de Matt que a algún sentimiento de rechazo. Con el paso de la historia, ambos chicos irán limando asperezas hasta llegar a sincerarse sobre lo importante que son el uno para el otro. ¡Prepárense para emocionarse más de una vez con estos dos! ¡No digan que no les avisamos!

Luego de un clásico, aquí les va otro. Para quienes ya tienen un par de años en su haber, o para los que gustan de ver series con cierta antigüedad, no le será extraño el título de Yu-Gi-Oh!, el clásico de los duelos de cartas. Como no sabemos si todos se habrán de acordar de cómo era el asunto, se los resumimos: hace miles de años, los reyes de Egipto solían jugar un juego —valga la redundancia— un tanto peligroso. Poco a poco, el pasatiempo fue evolucionando de tal manera que acabó convirtiéndose en una amenaza para la existencia humana. Un poderoso faraón tomó la decisión de sellar la energía oscura del juego en distintos elementos de oro para que, siglos después, un simpático muchachito resuelva un rompecabezas y acabe con todos esos poderes encima. Es así como Yugi Mutou termina siendo encomendado con la difícil misión de defendernos de las antiguas fuerzas malignas, mientras se ve obligado a pelear utilizando cartas que convocan monstruos maravillosos.

Uno de los principales rivales de Yugi es Seto Kaiba. Dueño de su propia compañía multinacional, el señor Seto desea convertirse en el mejor jugador en los duelos de cartas. Por lo general, egocéntrico y de carácter huraño, Seto solo tiene actitudes afectuosas con su pequeño hermano Mokuba, el cual lo sigue a todas partes. Más que hermanos, compañeros de aventura, estos dos chicos demuestran gran cariño el uno por el otro, que se manifiesta en un sentimiento de protección por parte de Seto, y de enorme admiración por parte de Mokuba.

Imagínense que el mundo que habitamos es como una moneda: de un lado la vamos a llamar Assiah, y es en donde vivimos nosotros, los humanos; el otro lado será Gehenna, y se encuentra lleno de demonios. Lo ideal es que estos dos planos nunca se mezclen, pero, como precisamos acción y aventura, en este anime se van a enredar... y mucho. El único ser que parece ver a los demonios caminando entre las personas es un joven problemático llamado Rin Okumura. Sufrido muchacho que no puede mantener un empleo y cuya vida escolar es desastrosa, lo único que Rin precisaba sumar a sus largos días era enterarse que es hijo del mismísimo Satán. Quedará en él la decisión de volver junto a su padre o pelear contra su especie a favor de la raza humana.

Yukio Okumura es el hermano menor de Rin. Aplicado en el colegio, amable y sumamente inteligente, estos mellizos —sí, hay un poco de trampa aquí— son tan distintos como el día y la noche. Estudiando el arte del exorcismo desde sus 7 años de edad, Yukio habrá de convertirse en uno de los compañeros de lucha de su hermano mayor, aparte de su profesor en las clases sobre farmacología anti-demoníaca. A pesar de ser una relación con bastantes situaciones cómicas, estos dos también tendrán un montón de momentos de amor fraternal y camaradería.

¿Vieron cómo los japoneses son de inventar cosas a lo loco? Bueno, esta vez se les ocurrió hacer una armadura de batalla la cual puede ser solo piloteada por mujeres. Para poder acceder a una de ellas hay que hacer un curso en la famosa Academia IS, institución en la cual las muchachas deben entrenarse no solo en el correcto manejo de las Infinite Stratos, las armaduras exoesqueléticas ya mencionadas, sino también en el arte de la lucha cuerpo a cuerpo. Sin embargo, este nuevo comienzo de ciclo lectivo se trae una sorpresa bajo la manga: el ingreso del primer muchacho que parece ser capaz de manejar un IS, Ichika Orimura. Rodeado de bellas doncellas por doquier, Ichika deberá sortear las dificultades típicas de la secundaria, a la vez que intentará sobrevivir los severos entrenamientos de la academia militar.

Cuando el universo conspira contra tu salud mental, no hay nada que puedas hacer para evitarlo, y si el hecho de ser el único varón en una escuela llena de chicas que piensan que estás fuera de lugar no es suficiente para estresarte, imagínate ser el hermano menor de una de las profesoras y legendarias heroínas de la academia. Chifuyu Orimura, una espectacular y famosa piloto de IS, es la hermana mayor de Ichika y encargada del curso al que asiste. De carácter fuerte, y especialmente violento con su pariente, Chifuyu pide a su hermanito ser respetada y llamada de profesora dentro del salón, haciendo entender la diferencia de “casa versus escuela” a puro golpe. No obstante los coscorrones dados, la estricta docente adora a Ichika, preocupándose muy seriamente por su seguridad y bienestar.

Justo en el momento que crees que el anime ya no te puede sorprender, aparece una serie que convierte a las grandes naciones que participaron en las dos guerras mundiales en personas. Espectacularmente entretenida, Hetalia expone de manera muy simpática las interrelaciones históricas que se daban entre los países involucrados en los conflictos bélicos del siglo pasado. Humanizando a Japón, Inglaterra, Rusia, entre otros, este anime logra encantarnos con sus tiernos diseños, al mismo tiempo que nos informa sobre los acontecimientos ocurridos en aquellos años.

Divida en norte y sur, Italia tiene dos personajes que la representan en esta historia: Lovino “Romano” Vargas, perteneciente al sector austral, y su hermanito, Feliciano “Veneziano” Vargas, quien interpreta al septentrional. Muchas veces confundidos por mellizos, en realidad no solo que no lo son, sino que tampoco se criaron juntos. Más allá de esto, Veneziano siente gran afecto por su hermano sureño; un cariño, que si bien no es muy correspondido por la contraparte, se debe más a la forma fría de ser de Romano que a sus verdaderos sentimientos. En el fondo, este último sí se preocupa por su hermano menor, y hasta tiene ciertas expectativas de ser tenido más en cuenta por él.

Desesperados por recuperar a su madre fallecida, los hermanos Elric intentan un acto prohibido de alquimia que acaba en un terrible fracaso. Por la Ley de Intercambio Equivalente, los chicos logran crear una especie de criatura deforme pagando con su propio cuerpo: Edward Elric, el mayor, pierde su brazo derecho y la pierna izquierda; Alphonse, todo su figura. Luego de encerrar el alma descarnada de su pequeño hermano en una armadura de hierro, los dos pequeños se lanzan a la búsqueda de la piedra filosofal, único elemento que podría permitirles llevar a cabo procesos alquímicos sin tener que respetar la terrible ley. Uno de los Shounen más reconocidos por gran cantidad de fanáticos a nivel mundial, FMA tiene una excelente trama, grandes diseños y acción por doquier. Indudablemente, un título para tener muy en cuenta.

Pese a que no podemos asegurar que no haya otro ejemplo más adecuado para ilustrar el verdadero amor entre hermanos, tenemos la certeza que este encaja perfectamente con lo que nos imaginamos cuando hablamos de dos personas unidas por la sangre y por los afectos. La necesidad de Edward, mezcla de culpa y dolor, de regresar a su hermano a la normalidad es algo que lo acompaña en toda esta historia. Las acciones de Edward dejan bien en claro que la misión más importante en su vida es recuperar la humanidad de Alphonse... mismo si esto significase tener que sacrificar la propia para lograrlo.