El sueño de viajar por el cosmos y ser los primeros humanos en pisar un planeta o satélite, sin duda, ha sido la fantasía de todos en algún momento de nuestras vidas. Uchuu Kyoudai nos cuenta cómo dos hermanos, Hibito y Mutta Nanba, luchan por hacer realidad su promesa de niños, convertirse en los primeros japoneses en poner un pie en la Luna. Por supuesto, estos amantes de los perros no podrían salir al espacio exterior sin su mejor amigo y siempre fiel perro, Apo.

Los dos protagonistas del anime tienen tanto aprecio por el canino que básicamente lo alimentan con una dieta de un solo alimento: salchichas; es que el perrito es amante de ellas y darle otra clase de comida sería una blasfemia para Hibito y Mutta. Por otra parte, es claro que, además de ser un cariñoso y adorable acompañante, también es muy útil y por eso se ha ganado el amor de sus amos: para Mutta es su amuleto de la buena suerte y ayudó a conseguirle la oportunidad de ser astronauta, y para Hibito es su despertador diario. ¿Quién no querría un perro así?

Soportar a Yoshiko Hanabatake de Aho Girl es toda una hazaña para cualquiera. Esta criatura de dos patas es extremadamente agobiante, pero como para cada insoportable humano existe un valiente que la aguante, este es el caso del amigable y educado Georgie, el perro mascota de Yoshiko.

Georgie parece ser el humano de la relación amo-mascota, ya que su comportamiento es agradable y colaborador, nada parecido a su dueña Yoshiko, a la que solo le interesa jugar y comer bananas. ¡Ya ven porque parecen intercambiar roles! Lo increíble de esta relación es que alguno tiene que ser el adulto responsable; en este caso lo es Georgie, y la niña no tiene problemas con ello, mientras pueda disfrutar de cabalgar sobre el lomo de su querido perro.

Frío, distante, calculador y algo melancólico, así es nuestro protagonista de Kuroko no Basket, Tetsuya Kuroko. El basquetbolista de talento peculiar no solo es amante del deporte de los gigantes, sino que también lo es de los animalitos tiernos y apapachables como los cachorros. El gran jugador de basket demuestra esta característica cuando encuentra a Tetsuya 2 en los alrededores de la escuela y lo lleva al entrenamiento, creando un lazo que los unirá dentro y fuera del terreno de juego.

Tanto amo como perro son similares hasta en los ojos, y por ello se le ha dado el nombre de Tetsuya 2 al canino. Por otra parte, podemos contemplar a Tetsuya jugando fuera de los entrenamientos con su perro y principalmente molestando a Taiga Kagami, quien repudia a los canes. El amor por su mascota es tal que el protagonista convence a su amigo para que su peludo compañero forme parte del equipo, convirtiéndose en uno de los principales animadores del mismo. Además, todos los cuidados —como bañarlo, darle de comer y divertirlo— son realizados con gusto por Tetsuya. ¡¿Quién iba a pensar que este chico retraído amaría tanto a un perro?!

Una chica nada sutil ni tierna es Kagura, que no podía tener mascotas sin causarles la muerte con su fuerza incontrolable. Pero siempre llega a la vida de una chica difícil otro ser vivo que hace aflorar la mejor parte de ella, por muy profunda que esta sea. Es el caso de Sadaharu, la actual y fiel mascota de esta niña que acogió a este perro grande en su volátil vida, sabiendo que era el perro perfecto para su violenta personalidad.

Desde que Kagura rescató Sadaharu, un Inugamu (dios perro), luego de ser abandonado a su suerte, este amigable y desordenado canino obedece cualquier petición que ella le ordene, incluso golpear a otro si es necesario. El lado protector lo tienen el uno con el otro, e inclusive en variadas ocasiones Sadaharu defiende a Kagura si alguien dice algo negativo de ella. El amor y la fidelidad que sienten uno por el otro son una bonita y divertida relación entre dueño y mascota, aunque se podría decir entre dos amigos.

Una cosa es enfrentar la realidad de la vida con los ojos bien abiertos, y otra muy distinta es crear una realidad paralela para escapar de la verdad que está aconteciendo a tu alrededor. Esa es la vida de nuestra amante de los perros, Yuki Takeya, quien luego de un apocalipsis zombie generó en su mente un mundo alterno para escapar de la desidia.

En aquella ilusión conoce a Taromaru, un canino de raza Shiba Inu con el cual juega corriendo de un lado a otro, y a ambos se les ve muy felices. Yuki ama tanto a su perro que, inclusive luego de ser infectado, lo cual la entristeció mucho, ella sigue confiando en él, a pesar de que se volvió violento e impredecible. Ese poder del amor entre dueña y mascota es el que prende una chispa de conciencia en el perrito para seguir protegiendo a su ama de los zombies, aunque ya sea parte de ellos.

La chica de este puesto de la lista no es la típica amante de los animales, pero se ganó un lugar en el artículo gracias a que se enamora de su propio perro... aunque no lo quiera admitir. Kirihime Natsuno es la dueña de Harumi Kazuhito, un humano reencarnado en el cuerpo de un perro salchicha, al cual su ama le puede leer la mente. ¡Entre ella y él no hay secretos! O bueno, por lo menos no de su parte...

El amor que Kirihime tiene por Harumi es especial, porque cuando él era humano, dio su vida para salvarla en un robo. Ahora, ella en su sentimiento de culpa se ve obligada a cuidar de él para el resto de su vida, aunque en realidad detesta a los animales. El enamoramiento de la sádica escritora por su peludo y nuevo compañero se empieza a notar cuando comienza a darle importancia a todo lo que él dice respecto a ella, teniendo sentimientos encontrados en todo momento, como cuando Harumi bromea respecto a su falta de busto.

Inteligente, tierna, de pequeña estatura y amante de los perros, esa es Chiyo Mihama, una chica que saltó 5 grados académicos de golpe gracias a su gran intelecto. Su pequeño cuerpo de niña de 10 años le permite subirse en el lomo de su mascota llamada Tadakichi, el que ella considera todo un caballero, para galopar a través de las calles sobre su peludo amigo.

Ella sí que adora a su canino compañero, y se le puede ver en las tardes y luego de salir de la academia, que sin falta lo saca a dar un paseo. Además, frecuentemente lo está acariciando y mientras no se encuentra en la secundaria se mantiene con él. Por otra parte, y lo más impresionante de todo su incondicional amor, es que ni la distancia los pudo separar, ya que después de graduarse Chiyo se fue a la universidad en Estados Unidos y, ¿adivinen quién se fue con ella? ¡Claro que Tadakichi!

Si hay algún humano que tenga repleto su celular de fotos de su mascota es Victor Nikiforov. Su perro Makkachin es su más grande amigo, e ir juntos a todas lados es parte de su rutina; incluso Victor lo lleva de un país a otro para no dejarlo solo. Para Makkachin, estar al aire libre con su dueño es un placer sin igual. Además, es muy obediente con su amo, el cual lo saca sin necesidad de ponerle collar, ya que igual su mascota lo sigue a donde sea que él vaya.

Si de perros consentidos quieres saber, Makkachin es uno de ellos. Victor no repara en complacer a su peludo canino dejando que éste duerma a su lado. Es tan apreciada para él la compañía del canino que decidió apartarse un tiempo de su carrera en el patinaje profesional solo para dedicar tiempo a su perro, ya que por su vejez puede que no le quedara mucho tiempo de vida. Cabe agregar que en la ocasión en que su perro sería operado, Victor viajó hasta otro país solo para cuidarlo. ¡Cuánto amor!

El abandono y la falta de amor por parte de los padres a sus hijos genera un vacío emocional y espiritual tan intenso que llenarlo puede resultar muy difícil. Por suerte para Mayu, Wanta apareció en su solitaria y callejera vida para regalarle un poquito de felicidad, aunque ambos siguen en situación de calle y deben lidiar con el hambre y el escarnio público, pero la compañía mutua les ayuda a superarlo.

Mayu ama tanto a Wanta porque se convirtió en su compañero inseparable a pesar de no tener comida suficiente y un buen techo para vivir, y su amor es tal que ella prefiere darle al canino las pocas migas de pan que obtiene de una panadería, sin importar que ella quede con mucha hambre. Su compañía es suficiente para hacerla feliz y llena, en una medida considerable, ese vacío que dejó su madre y los abusos sexuales de su padrastro.

Por fin hemos llegado, y el primer lugar de nuestro ranking es para Kiba Inuzuka y su amor eterno por Akamaru, ambos del anime Naruto Shippuden. La unión entre estos dos personajes se hereda de generación en generación debido al clan al que pertenecen, el Inuzuka de Konoha. El cariño y el afecto por el ninken (perro ninja) es tan fuerte que, desde el momento en que lo conoció, cuando tenía 4 años, creó un lazo que años después sigue vigente.

Kiba muestra mucha preocupación y sentido de cuidado cuando se trata de Akamaru, pues le considera más que una mascota; para él su canino es un camarada. Desde pequeño lo amó tanto que en vez de entrenarlo para que desarrollara las habilidades de ninja, se lo llevaba a jugar a todas partes, motivo por el cual su madre Tsume se enojaba tanto.

En el anime se le puede ver cómo el mayor amante de los perros jura a su compañero canino que jamás permitirá que le pase algo aunque le cueste la vida, esto después de que Akamaru fuese herido gravemente en una de sus patas. Kiba ama tanto a su peludo amigo que nunca se ha separado de él después que lo conoció y todos sus hobbies tienen relación: su mayor pasatiempo es caminar con el ninken, al igual que comer con él, bañarse juntos e inclusive dormir en la misma cama.