Empecemos con un chico que, aunque aparece en un anime que no tiene mucho que ver con la tecnología, nos demuestra cómo suelen estereotipar a los programadores en la ficción. Hasta ahora no hemos tenido ni un programador sociable, así que no es de extrañar que Ryuunosuke sea otro hikikomori con dificultades para entablar amistades; lo que sí notamos también es que su apariencia lo hace ver como una chica, sumado a que no parece interesarse por el sexo femenino ni siquiera ante los avances de Rita.

Este amante de los tomates —otra muestra de obsesión en los programadores— es otro de los moradores del dormitorio Sakurasou, aunque durante mucho tiempo pasó desapercibido para los demás. Para facilitarse la vida en su soledad programó una inteligencia artificial conocida como Maid-chan, un programa que inicialmente cumplía tareas básicas de comunicación pero que lentamente fue mejorando junto con las habilidades de Ryuunosuke, hasta convertirse en toda una maravilla de la tecnología.

La protagonista de este anime es Tamaki Honda, una chica con muchas ilusiones pero que no logra decidirse a qué club se unirá para empezar el año. Aunque muchos llaman su atención, lo que ella sabe y más disfruta hacer es dibujar, aunque cuando parecía decidida a formar parte del club de ilustración cayó cautivada por unas chicas que crearon un videojuego, así que Tamaki se enrola como la nueva ilustradora del club SNS, con el objetivo de crear un nuevo videojuego independiente.

Para hacer un videojuego se necesitan muchas cosas, pero la base de todo siempre será la programación. Esta importante tarea recae en Shiina Murakami, una muchacha introvertida y de pocos amigos. Como programadora también es la líder del proyecto, siguiendo los pasos de una compañera graduada; desde entonces, Shiina intenta que todas sus amigas y compañeras cumplan con sus tareas en tiempo y forma, incluso cuando muchas veces ni siquiera entienden realmente lo que ella hace.

En un tono totalmente distinto tenemos a Kobayashi, una programadora que lejos de ser la mejor, la más rápida o siquiera seguir sus ambiciones, termina trabajando como office lady en una empresa de informática llamada Jigokumeguri System Engineering. Presentada así, su historia seguramente suene aburrida y genérica, pero para protagonizar un anime necesita “algo más” en su vida, ¿no? Bueno, entonces hablemos de su relación con los dragones…

Tras salvar a una dragona y, a causa de su ebriedad, invitarla a vivir con ella, Kobayashi termina viviendo con Tooru y conociendo a sus amigos, que por un motivo u otro también terminan visitándola frecuentemente o como nuevas inquilinas en su casa. Ya en situaciones normales no es fácil concentrarse para programar, pero tener en la cabeza a un grupo de dragones y sus locuras le agrega un nivel extra a la tarea. Lo bueno de Kobayashi es que representa una porción más real de lo que implica la programación a nivel profesional, lejos de la fantasía y más cerca del dolor de espalda por estar todo el día en la PC.

Este anime ya es bastante conocido incluso a pesar de tratar temas como la depresión y la paranoia, pues además puso en boca de todos la realidad que viven los hikikomoris, una de las situaciones sociales que más han crecido en Japón y parte del mundo occidental. Si bien el protagonista es Tatsuhiro Satou, también aquí encontramos un estudiante y programador de videojuegos, que de la manera que puede intenta ayudar a su amigo y vecino.

Kaoru lleva años conociendo a Tatsuhiro y solía recibir bullying por su personalidad, por lo que Tatsuhiro siempre que pudo ha intentado ayudarlo o defenderlo. Él es un chico que creció en el campo y que disfruta de la literatura, pero sueña con convertirse en un afamado diseñador de videojuegos. Lo que hace importante a este personaje es que rompe con los planes y esquemas de su familia —que tenían casi todo decidido por él— para perseguir sus sueños por más raros que parezcan teniendo en cuenta su contexto, y así se mudó a vivir solo en la gran ciudad.

Eagle Jump es una empresa creadora de videojuegos, caracterizada por tener solamente empleados del sexo femenino. Cuando iniciamos nuestra aventura en New Game!, la nueva adquisición de la empresa es Aoba Suzukaze, y lentamente vamos conociendo a parte del equipo encargado de crear el famoso JRPG llamado Fairies Story.

Si bien Aoba pertenece al equipo de diseño, también hay espacio para las programadoras, especialmente para Umiko, líder de esa sección y la más apegada a la disciplina y los castigos. Si bien la compañía logró el éxito con los juegos de rol, Umiko es una ferviente apasionada de los FPS y las armas en general, por lo que siempre podemos encontrarla rodeada de balas, armas, ropa camuflada o cualquier elemento relacionado a lo militar. Más allá de ser la programadora también pudimos verla cuando le tocó contratar una nueva programadora, entrevistando a Nene y Tsubame, quien finalmente se quedó con el puesto.

Danganronpa es una serie de animes y videojuegos que pone frente a frente a un montón de expertos en distintas materias, no solo enfrentándose a ellos mismos sino en última instancia a Monokuma, un oso diabólico que los secuestró y los obliga a matarse entre sí. Si bien el protagonista es un chico que parece no destacar en nada más que en su suerte, entre los demás adolescentes aparece Chihiro Fujisaki, un gran programador.

A pesar de su apariencia femenina, Chihiro revela ser un muchacho, por más que nunca se preocupó demasiado en contradecir a quienes lo tomaban por mujer; en este caso, el resultado es fatal. Retraído, tímido y poco sociable por haber sufrido bullying, Chihiro es considerado el Ultimate Programmer, especialmente por haber conseguido crear complejos programas y hasta una inteligencia artificial… con la que directa o indirectamente termina ayudando a los otros participantes.

Continuando con las programadoras de secundaria, hablemos ahora de Kona Furugoori, otra diseñadora de videojuegos que se suma a un proyecto escolar para demostrar sus habilidades y continuar aprendiendo. Kona es uno de los personajes principales y la que mueve la trama, buscando saber qué sucedió con su madre y sus compañeros, creadores del anime Gunvarrel.

Aunque Kona es una gran programadora de videojuegos y ha creado Kill-Ballad, su objetivo en el club es construir al robot Gunvarrel, protagonista del anime en el que trabajó su desaparecida madre y de su propio videojuego. Pervertida, obsesiva, hermosa, asocial y otaku, esta chica es más conocida por su seudónimo Frau Kojiro, que usa para evitar ciertos problemas teniendo en cuenta lo que pasó con su madre. Con un pasado trágico y misterioso, en ella la programación fue una vía de escape, aunque también podría ser su solución.

Al servicio de la Manmade Island Management Corporation, Aiba Asagi es la mejor programadora y una de las protagonistas de este anime, el cual está basado en la existencia de peligrosas criaturas sobrenaturales. Entre estos seres existen los vampiros, y uno de los más poderosos resultó ser Kojou Akatsuki, un chico normal hasta que descubre su condición como la nueva encarnación del 4to Progenitor.

Aiba es una chica que podría pasar desapercibida, pero al mismo tiempo es la inteligente hacker conocida como Cyber Empress, trabajando a medio tiempo mientras continúa sus estudios. Su sabiduría tiene orígenes sobrenaturales pues ella es en realidad la Sacerdotiza de Caín, así que aunque no lo sepa también está relacionada con vampiros legendarios. En definitiva, lo único mejor que ser un buen programador es que tu habilidad sea una mezcla de trabajo, esfuerzo y misterios ancestrales, y en el caso de Aiba eso se cumple a la perfección.

Golden Boy es un anime poco convencional, lanzado en 6 episodios de OVA que en un principio parecen no estar conectados, pero que terminan cobrando sentido en la última emisión. El protagonista, Kintarou Ooe, es un chico que va de empleo en empleo sacando notas para aprender todo lo posible, y aunque siempre parece un completo inútil al principio, termina teniendo la solución a todos los problemas… que muchas veces él mismo causa.

El primer empleo en le que lo vemos es en una agencia de programación, donde Madame President es la directora. Esta despampanante rubia es plenamente consciente no solo de su figura sino de su posición, por lo que va por la vida con ropas lujosas y su impresionante auto, tratando a los demás —salvo a sus empleadas— como escoria. Si bien lo primero que vemos en ella es su cuerpo, no podemos negar que también tiene la inteligencia para la programación y las agallas para tratar con clientes millonarios, especialmente teniendo en cuenta que es una mujer en un ambiente muy competitivo. Aunque en ningún momento la vemos programando, no hay que buscar mucho para encontrar muestras de que ella tiene todo lo que un programador soñaría, y por eso se queda tan cerca del primer lugar.

El mundo virtual llamado OZ se ha transformado lentamente en uno tan interesante, variado y poblado como el nuestro, donde personas de todos los países y edades forman parte de enormes comunidades recreativas, sociales y económicas. Claro, podríamos hablar de los programadores detrás de este monstruo de la vida digital, pero nos vamos a centrar en Wabisuke Jinnouchi, un programador con una familia y un proyecto muy particular.

Summer Wars es una película que toca temas referentes a las familias, pero al mismo tiempo existe un conflicto muy vinculado a OZ y los programas informáticos. Wabisuke fue adoptado en una familia muy orgullosa y tradicional, por lo que ya se le quería poco; tiempo después, se mudó a Estados Unidos y abandonó el contacto, por lo que su reaparición es un baldazo de agua fría para todos… menos para su sobrina Natsuki. En cuanto a la programación, digamos que es muy bueno por haber creado —y entregado al gobierno de los Estados Unidos— un software llamado Love Machine, capaz de destruir OZ... aunque para más detalles, ¡no te pierdas la película!