Aunque podríamos elegir algún otro juego de la saga, como su versión Army Men: RTS, caemos rendidos ante lo que significó Army Men: Sarge’s Heroes en su momento, un juego que los más nostalgiosos seguro recuerdan, y los más nuevos deben sí o sí darle una oportunidad. El protagonista aquí es Sarge, sargento del ejército verde que se enfrenta al temible General Plastro y su ejército marrón.

Lejos de ponernos frente a nazis o ejércitos de la vida real, como otros juegos, ，Army Men se basa en las guerras que todos hemos tenido jugando en nuestra habitación, poniendo soldados de plástico que cobran vida y se enfrentan entre sí. En este título, con cierto humor, gráficos muy “plásticos” y una jugabilidad muy atractiva en tercera persona, sin dudas marcó una época.

De una lucha entre juguetes armados nos vamos a un pasado clásico, en el que los ejércitos tenían trabajo todo el tiempo… y más cuando pertenecías a la fuerza más imperialista de la historia. En búsqueda de la supremacía, este juego nos permite elegir diversas facciones romanas para enfrentarnos en enormes escaramuzas basadas en un sistema de turnos.

Tras terminar el modo campaña, Rome: Total War nos permite desbloquear diversas facciones fuera de Roma, lo que amplía el repertorio de ejércitos y nos ofrece un mayor valor de rejugabilidad. Aunque las armas y estrategias son “precarias”, es justamente por eso que resulta más difícil y entretenido para los amantes del género, con el valor agregado de representar varios escenarios históricos, tanto reales como ficticios.

Ahora sí llegamos a un escenario común para todos nosotros, la Segunda Guerra Mundial, pero en un juego que plantea su jugabilidad en base a la estrategia y no a correr por ahí disparando a todo lo que sale en pantalla. Company of Heroes nos hace repasar la historia entre Estados Unidos y Alemania, haciéndonos sentir protagonistas de la guerra.

Mientras que en otros juegos somos un héroe solitario que mágicamente se abre paso ante decenas o cientos de enemigos, aquí dependemos de un gran trabajo en equipo y la calma necesaria para llevar adelante nuestro plan de la mejor manera. Aunque tenemos un modo de campaña para un solo jugador, no hace falta decir que lo más divertido y desafiante es jugar su modo online, y más cuando vas con amigos.

Lo primero que llama la atención en Unity of Command es lo divertido, adictivo e interesante que puede resultar; lo segundo que llama la atención es su nivel de calidad, muy superior al de otros juegos similares; lo tercero, sin embargo, ¡es que este juegazo fue creado por una sola persona! Unity of Command también se enfoca en los inicios de la Segunda Guerra Mundial, pero nos da la posibilidad de jugar tanto del lado soviético como representando a las naciones del eje.

La Batalla de Stalingrado es el ojo principal de su campaña, aunque sus campañas DLC tampoco tienen nada que envidiar. Sin dudas, la interfaz y la complejidad de Unity of Command no lo hacen tan sencillo para los nuevos en este género, pero los amantes de una buena batalla estratégica seguro se tomarán el tiempo para entender el amor por este juego.

Como no hay dos sin tres, ¡seguimos con otro juego de guerra en tiempo real! DEFCON es un juego muy parecido a Unity of Command, pero con aires más actuales tanto en las motivaciones de la jugabilidad como en la colorida interfaz. Por otra parte, su subtítulo “Everybody Dies” (“todos mueren”) es lo que le da el toque polémico del que tanto se habló.

DEFCON no enfrenta ejércitos contra ejércitos sino que utiliza las armas nucleares para acabar con los enemigos, siendo el objetivo principal el causar la mayor cantidad de daños al enemigo —básicamente, genocidio y destrucción— mientras intentamos no desaparecer de la faz de la Tierra en el intento. Si te detienes a pensarlo, DEFCON se mantiene actual en un mundo donde las amenazas nucleares siguen latentes, y por eso aterroriza a muchos de sus jugadores incluso más que al hacerlos matar a otros soldados.

Normalmente, no mencionaríamos un juego tan viejo como una recomendación viable puesto que seguramente no resulte novedad para ningún lector. En el caso de Age of Empires hacemos la gran salvedad ya que, aunque seguramente no exista persona que no haya escuchado hablar de él o experimentado de primera mano todo lo que implica, en apenas unos meses se estrena su remake. Age of Empires: Definitive Edition será una versión bastante mejorada del juego clásico, pero nosotros iremos a las raíces.

La jugabilidad nos hace entrar en una guerra de imperios por alcanzar la supremacía tanto en recursos como en soldados, conquistando bases enemigas y mejorando las propias para usar la tecnología como el factor clave a nuestro favor. Lo más notable de esta saga era la posibilidad de crear nuestros propios escenarios y campañas para luego jugarlas online con nuestros amigos, así que ya nos frotamos las manos para poder hacer lo mismo en la inminente versión definitiva.

Hemos pasado de batallas entre ejércitos de la historia reciente a luchas encarnizadas de civilizaciones antiguas… pero ahora nos toca irnos para las guerras de fantasía. La franquicia Warhammer 40K es famosa por varias cosas, y una de ellas es que nos ofrece impresionantes batallas a gran escala, con un nivel muy alto en cuanto a la dependencia de la estrategia empleada.

Sanctus Reach no es perfecto, pero para los que busquen un buen juego de Estrategia que vaya más allá de los soldados humanos, ésta es probablemente una de las mejores recomendaciones. La historia se divide en dos facciones, los Lobos Espaciales y los Orkos, con un nivel de juego que puede parecer sencillo pero que oculta más de un secreto para quienes dediquen más horas. Campañas, escaramuzas y escenarios personalizados; Sanctus Reach nos muestra otra cara de la guerra, con toques de fantasía y futurismo.

El formato y estilo de Faces of War, seguramente a muchos os recuerde de otro gran juego que vale la pena mencionar: Commandos. El juego está dividido en varias campañas que a su vez se subdividen en distintas misiones, en las que controlamos una serie de personajes que pueden trabajar juntos o por separado.

Desde manejar las posiciones hasta organizarse para un ataque o defensa específicos, el jugador trabaja como el estratega en base a las habilidades de cada unidad, que varían de misión a misión. Un detalle de este juego es que podemos alternar los modos de cámara para pasar de un control cenital típico de los juegos de Estrategia a uno en tercera persona más clásico de los juegos de Acción, añadiendo todavía más importancia a las decisiones que tomamos.

Valiant Hearts es con diferencia el mejor juego en su clase, mostrándonos la guerra desde una perspectiva mucho más realista y humana, tanto por su forma narrativa como por el hecho de estar basada en hechos reales. Justamente, todo nace a partir de una serie de cartas recuperadas de la Primera Guerra Mundial, siendo que el juego presenta la guerra entre soldados alemanes y franceses.

Mientras los juegos bélicos nos crean la idea de que el rival es la peor escoria y debe ser eliminado sí o sí, Valiant Hearts pone frente a frente —por motivos del destino— a Emile y su suegro Karl, unidos por la bella Marie. La historia, digna de jugarse y de contarse, nos lleva más bien por el lado emotivo, con varias situaciones que seguro forman parte de cualquier conflicto armado, pero que vistas así nos hacen derramar más de un lagrimón.

Lejos de ponernos en el campo de batalla, This War of Mine se transformó en el mejor juego de guerra porque justamente se encarga de mostrarnos las tragedias y miserias que quedan como consecuencia, a través de los ojos de un grupo de civiles que intentan sobrevivir. Durante la Guerra de Bosnia, en la década de los 90, manejamos a un grupo de supervivientes que lejos de estar entrenados en el uso de armas u obedecer fines políticos, simplemente quieren encontrar algo de comer y tener un lugar seguro donde pasar la noche.

La crudeza de este juego no es asesinar a sangre fría a otro soldado. Aquí el realismo y el “golpe bajo” son constantes gracias a las decisiones morales que debemos tomar para sobrevivir, desde robar los pocos recursos a otro grupo de supervivientes hasta infiltrarnos en la casa de una pareja de abuelos a los que, quizás en mutua defensa propia, tengamos que enfrentar. Por si fuera poco, el DLC The Little Ones también agrega niños a la historia. En la guerra, para los civiles que la padecen, las etiquetas de “buenos” y “malos” desaparecen rápidamente, y This War of Mine hace un excelente trabajo recordándonoslo.