Mientras que la opción más popular en cuanto a videojuegos que simulan planificación urbanística, Ubisoft mantiene con vida una franquicia que siempre da un giro a las cosas gracias a sus toques históricos. Mientras los primeros juegos nos hacían viajar algunos siglos al pasado, en 2015 llegó Anno 2205, la segunda mirada hacia el futuro (tras Anno 2070, lanzado en 2011).

Cuando la Tierra nos queda pequeña, la Luna siempre es una opción. Edificios residenciales, zonas industriales, servicios y puntos de interés o entretenimiento… ¡una ciudad lo tiene que tener todo! Obviamente, no es fácil balancear estos aspectos cuando tenemos un presupuesto reducido, y menos aún si nuestros ciudadanos no están conformes. Otro toque estereotípico de las historias futuristas es que como líderes de la ciudad representamos a una gran corporación, en constante lucha con otras corporaciones por el dominio de las tierras y la prosperidad de nuestra metrópolis.

En el futuro, el planeta Tierra definitivamente nos quedará chico, así que tocará ocupar el espacio con naves de guerra y rutas de comercio. EVE Online es un videojuego multijugador masivo, muy popular incluso a casi 15 años de su salida; claro, hemos tenido varias idas y vueltas, pero todavía vale la pena empezar tu aventura incluso cuando hay muchas desventajas frente a los veteranos.

Tenemos 4 razas disponibles (Minmatar, Caldari, Amarr y Gallente) con las que crearemos nuestro personaje, para lanzarnos a un universo lleno de tramas políticas, guerras y negocios turbios. Si todo esto suena intimidante es porque realmente lo es, con miles de otros jugadores compartiendo aventura y el miedo constante a ser emboscado. Con combates a pequeña y gran escala, y la posibilidad de socializar hasta encontrar nuevos amigos o enemigos, EVE Online sigue siendo uno de los mejores juegos futuristas.

Titanfall 2 es uno de los mejores juegos FPS que han salido últimamente, capaz de competir con los grandes del género e incluso superarlos a criterio de muchos. Su secreto, quizás, es que tiene una buena historia y un muy cuidado apartado gráfico, escapando a las repetitivas misiones en la Segunda Guerra Mundial o las matanzas de zombies y nazis — o zombis nazis, si vamos al caso. Nosotros somos Jack Cooper, integrante de la Frontier Militia y principal esperanza de la revolución ante la Interstellar Manufacturing Corporation, en busca de libertad.

Una de las cosas que destacan en Titanfall 2 es la posibilidad de controlar un titán, un exoesqueleto que mejora notablemente nuestras capacidades y que nos hace sentir todopoderosos por un buen rato. A bordo de esta nave o como simples militares, el futurismo desborda cuando vemos los escenarios o prestamos atención a la historia, una trama política de guerras interplanetarias. Las batallas multijugador no son menos divertidas, con todos luchando por sobrevivir mientras esperamos la posibilidad de abordar nuestro titán e infundir terror en nuestros enemigos.

Ya que hablamos de miedo, demos paso a uno de los juegos que mejor trabajó el género de Terror en los últimos tiempos, propiciando no solo 2 secuelas sino un montón de pesadillas a sus jugadores. Dead Space nos hace viajar a la nave USG Ishimura, un vehículo de transporte utilizado por las grandes empresas de minería intergaláctica. Cuando los tripulantes de esta nave dejan de dar señales de vida, un pequeño equipo es enviado para efectuar reparaciones y averiguar qué pasó con esta gente… aunque lo que se encuentran supera su imaginación.

De buenas a primeras terminamos aislados de nuestro equipo, jugando como Isaac Clarke mientras recorremos los pasillos desolados de la USG Ishimura. De los tripulantes originales casi no quedan rastros, todos devorados por una raza alienígena que ahora puso sus ojos sobre nosotros. Lo que tiene Dead Space es que se basa en una premisa que no resulta para nada original —ya existen juegos de Terror de Supervivencia en entornos espaciales abandonados— y aún así logra sobresalir, tanto ante los juegos previos a su salida como los que han venido después (Alien: Isolation o Prey, por ejemplo).

2052 no parece tan distante, pero es en ese año cuando se desarrollan los eventos de Deus Ex, un juego que ha tenido ya varias secuelas pero que sigue siendo el mejor de toda su saga. El personaje principal aquí es JC Denton, miembro de la Coalición Anti-Terrorista de las Naciones Unidas, y la verdad es que estamos lejos de conocer un futuro promisorio: la sociedad se enfrenta a un virus mortal, varias leyendas urbanas que resultaron ser ciertas (monstruos como el chupacabras o experimentos extraterrestres en el Área 51) y una cruda guerra entre facciones. A nuestro favor tenemos el avance de la tecnología, con nanomáquinas que mejoran nuestras habilidades.

Si bien parecen elementos que poco tienen que ver unos con otros, Deus Ex resulta un juego espectacular en cuanto a su historia, en gran medida por lo que implican las decisiones del jugador. Es que, más allá de la personalización del personaje en cuanto a sus poderes, podemos también influir en ciertas decisiones que alteran no solo los acontecimientos sino la forma en que Denton ve el mundo, y que nos pueden transformar en los malos de la película.

Claro que Overwatch es un juego que se desarrolla en el futuro, aunque seguramente no es el primero en el que pensamos a la hora de mencionar juegos futuristas. Aquí lo que hay que ver son las armas, equipos y armaduras que ostentan los personajes, demostrando que la ciencia está muy avanzada en comparación a nuestro presente. Aún así, si alguien recomienda Overwatch no es por su historia o su ambientación futurista, sino por su gameplay tan complejo como divertido.

Si queremos encontrar elementos futuristas, podemos ver el desarrollo de la nanobiología, algo que Mercy deja a las claras; aunque McCree parece un bandido del pasado, su pistola Peacemaker tiene varias mejoras tecnológicas; sin ir más lejos, Winston es un gorila tan avanzado que es un científico en sí mismo. Así podríamos seguir con otros personajes, pero también notamos el futurismo en los escenarios, puesto que El Cairo se ve muy diferente (aunque con reminiscencias) de lo que es el Egipto actual. ¡Y no olvidemos que toda el lore gira en torno a robots con inteligencia artificial! Definitivamente, el futurismo está a flor de piel en este gran Shooter.

Con apenas un año de vida, Nintendo ya puso a su pequeña Switch en alta consideración para el mundo gamer. Aunque los mejores juegos son propiedad de Nintendo, tenemos que decir que Xenoblade Chronicles 2 no está muy por detrás, demostrando que los juegos third party (aunque este título es publicado por Nintendo) también son necesarios. Obviamente, se trata de una secuela del Xenoblade de Wii, y tiene todo lo necesario en un buen JRPG de Acción.

En el lore del juego, los humanos solían vivir en Elysium, un gran árbol ubicado en el centro del mundo; no obstante, ahora viven sobre enormes titanes. El protagonista del juego es Rex, un chico que sin quererlo termina embarcado en una enorme travesía junto a su “arma” Pyra, con el objetivo de alcanzar Elysium. Pyra es una de los Blades, unas armas humanoides que guardan más de un secreto, pero resultan esenciales en un mundo en conflicto. Como siempre sucede, lo mejor para descubrir este tipo de juegos es, justamente, jugarlo, y así experimentar de primera mano la aventura de Rex.

Subnautica es una de las grandes —y gratas— sorpresas de 2018, confirmando todo lo bueno que ya había demostrado en sus meses de Early Access. Creado por un pequeño equipo, Subnautica sucede cientos de años en el futuro, en un planeta distante; nuestro protagonista termina varado tras la explosión de su nave, con esperanzas de encontrar supervivientes entre los restos de la nave Aurora o las pequeñas estaciones de supervivencia que se dispararon con el impacto.

El punto fuerte de Subnautica es la exploración, en un planeta cubierto por agua pero con gran fauna animal y vegetal. El problema, además de estar perdidos en otro planeta y sin aparente forma de escape, es que caemos víctimas de una bacteria asesina, que llevó a la extinción —o evacuación— de los Precursores, una raza extraterrestre que llegó al planeta en algún momento del pasado. Lo bueno es que podemos utilizar la tecnología para mantenernos con vida, con elementos como un dispositivo capaz transformar pescado crudo en una botella de agua potable. Eso sí, el miedo a las profundidades submarinas sigue siendo una constante, incluso varios siglos más allá... ¡y con razones!

De un exclusivo de Switch saltemos a un exclusivo de PlayStation 4, de esos que motivan a más de uno a comprar la consola solo para jugarlos. Horizon Zero Dawn puede parecer extraño a simple vista, con largas tierras habitadas por aldeas primitivas mientras enormes dinosaurios mecánicos deambulan de un lado a otro. Es que sí, el juego está ambientado en un futuro lejano… muy lejano.

Los humanos ahora viven en tribus, como las sociedades de la prehistoria; aún así, la tecnología supo ser un orgullo en cuanto a sus adelantos, pero se perdió el control y todo terminó en un mundo distópico. La gente considera el uso de la tecnología como un tabú, mientras que otros son vistos como los enemigos por abusar de la misma. Con el avance de la historia descubrimos otros elementos futuristas que involucran el oscuro pasado de Aloy, la protagonista, pero nada de eso nos impide disfrutar de largas salidas de caza en busca de presas metálicas.

“La guerra… la guerra nunca cambia”. Esa es una frase que se repite, y Fallout 4 nos demuestra que aunque la vida sea muy distinta en el futuro, la naturaleza bélica de los humanos se mantiene intacta. Si bien el inicio es en 2077, esta realidad alternativa se asemeja mucho a la década de los 60 en Estados Unidos; pero realmente jugamos poco en esa época, porque la caída de una bomba nuclear nos lleva al Refugio 111 de Vault-Tec, donde terminamos criogenizados.

Cuando despertamos, 200 años después, nos damos cuenta que somos los únicos vivos; lo peor es que, en algún momento de nuestro sueño inducido, somos testigos del asesinato de nuestra pareja (Nora o Nate, según el seño de nuestro personaje) y el robo de nuestro hijo bebé, Shaun. Al volver a la superficie, descubrimos un mundo radiactivo y destruido, ahora habitado por los pocos humanos sobrevivientes, mutantes y androides llamados Synths. La búsqueda por el paradero de Shaun es nuestra brújula, aunque seguramente terminamos desviándonos por las abundantes misiones que podemos encontrar por el Boston del futuro.