Los programas de cocina donde todos corren de un lado a otro llenos de pánico son un placer (no tan) culposo nuestro. Battle Chef Brigade sería el programa de su género más divertido en televisión. Imagina que los concursantes de Hell’s Kitchen tuvieran que pelear contra decenas de monstruos para después preparar deliciosos platillos utilizando el botín de guerra, que consiste en las partes de dichos monstruos. Ojalá un millonario excéntrico financie esa idea. De mientras, tenemos a Battle Chef Brigade para satisfacer nuestros deseos.

Como todo gran platillo, Battle Chef Brigade combina múltiples ingredientes, pero pone especial énfasis solo en algunos para darle coherencia al platillo. En esta metáfora algo rebuscada, los ingredientes son todos los géneros que combina el juego: tenemos una pizca de RPG y un toque de exploración, pero lo que le da sabor al platillo es la combinación entre los segmentos de combate brawler con los de puzzle. La mezcla suena extraña, pero funciona. Agrégale una presentación excepcional con el llamativo arte de Battle Chef Brigade y obtienes una delicia.

¿Cómo hablas de un juego cuyo elemento más fuerte es la sorpresa? Ese es el predicamento con el que nos enfrentamos en Doki Doki Literature Club. Creemos responsable, sin embargo, advertirte que este videojuego es mucho más de lo que parece. Debajo de su superficie encontramos un título de terror psicológico que juega con los elementos que saturan a las novelas visuales y los presenta de forma ingeniosa. Ahora, ¿de qué forma logra esto? Ese es el misterio que debes resolver jugando. Solo te podemos decir que, en definitiva, no lo hace de una forma trillada; el juego tiene una forma inusual de perturbarte, sin tener que recurrir a los jumpscares.

El buen libreto y los interesantes personajes que Dan Salvato, creador de Doki Doki Literature Club, nos presenta nos mantienen emocionados por sus futuros proyectos. Esperemos que la calidad sea igual o todavía mejor que la de su gran debut.

Shovel Knight es el regalo que sigue dando más y más. El juego que comenzó como una campaña de Kickstarter (una muy exitosa) en 2014 continúa sacando expansiones gratuitas, incluso tres años después de su estreno. No sabemos qué nos sorprende más: el hecho de que Spectre of Torment sea gratuito para todos los dueños de Shovel Knight: Treasure Trove o que a pesar de que no tenga costo mantenga el mismo nivel de calidad que el original.

El cambio en el estilo de juego que presenta Specter of Torment contrasta considerablemente con el juego base. Las mecánicas de movimiento que introduce esta expasión lo convierten en un juego completamente distinto, a pesar de las similitudes visuales con Shovel Knight. A estas alturas no debería quedarte duda alguna de la capacidad de Yacht Club Games para crear juegos de plataformas ambas partes desafiantes como divertidos. Dales tu dinero y tiempo, se lo merecen.

SteamWorld Dig 2, podrá sorprenderte, es la cuarta entrega de los juegos SteamWorld, no la segunda. Esto nada tiene que ver con la calidad del juego y, francamente, es un dato bastante inútil, pero se nos hizo curioso y quisimos compartirlo. En fin, SteamWorld Dig 2 se lleva un lugar en esta lista por perfeccionar un juego que ya era de por sí divertido (y adictivo).

Explorar las profundidades de la tierra ha cambiado, pues a diferencia del primer SteamWorld Dig, la secuela abandona el formato de un mundo aleatoriamente generado y prefiere uno previamente diseñado. Esta decisión podrá reducir su rejugabilidad, pero funciona a su favor al entregarnos una experiencia diseñada a mano con todas las ventajas que esto implica. Tomando en cuenta que lo atractivo del juego es la exploración, que el mundo haya sido diseñado con esto en mente hace más satisfactorio embarcarte hacia las profundidades. Tu aventura bajo tierra no será demasiado larga, pero SteamWorld Dig 2 prefiere sacrificar cantidad por calidad y tomó una buena elección.

¿A quién le gusta el golf? Principalmente a viejos ricachones con demasiado tiempo en sus manos. Este deporte no es uno que sea realmente popular en muchos grupos demográficos, a diferencia del fútbol o el básquetbol. Y aún con esto, Golf Story se corona como uno de los mejores juegos indie del año. Esto es posible, más que nada, al genial libreto que tiene el juego. Lleno de carisma y humor, ha sido comparado frecuentemente con EarthBound por sus elementos de RPG y lo carismáticos y extravagantes que son sus personajes.

Y aunque los partidos de golf entretienen, en buena medida con el uso de obstáculos variados en el campo, las situaciones que atraviesas en el juego van más allá de aquellas relacionadas con el deporte. Desde trabajo detectivesco hasta una misión de stealth para robar bolas de golf de encapuchados; la dirección en la que el juego te tomará es inesperada. Golf Story no solo es uno de los mejores indie de 2017, sino una de las mejores exclusivas con las que cuenta la Nintendo Switch hasta ahora.

Sonic Mania vino a demostrar que Sonic y sus mecánicas de juego tienen mucho potencial, incluso en gustos modernos… siempre y cuando no caiga en manos de, irónicamente, Sonic Team. Y es que por increíble que parezca nadie entiende mejor lo que hace genial a Sonic que un grupo de fans. Dedicados y sumamente talentosos fans, hay que dejarlo claro, pero eso no hace que nos sorprenda menos que ellos sepan más qué hacer con el bólido azul que su propia casa.

Si hay un pero que le ponemos a Sonic Mania es el hecho de que intenta demasiado ir a lo seguro al presentarnos remakes de niveles clásicos. La mitad del juego es un golpe de nostalgia y la otra mitad un puñetazo de originalidad. Después de ver la capacidad de los desarrolladores, hubiéramos deseado ser noqueados por un uno-dos de niveles 100% nuevos. Quizá el equipo no se sentía demasiado confiado al tratarse de un juego oficial o Sega tenía sus reservas con soltarles las riendas, pero esperamos que el éxito de Sonic Mania nos permita ver un juego en la que todas las ideas del equipo sean el centro de atención.

Al pensar en los mejores juegos de plataformas del año, seguro que el primer título que se viene a tu mente es Super Mario Odyssey y no A Hat in Time. Vamos, no podemos culparte. En primer lugar, Mario debutó, y de qué forma, en la nueva consola de Nintendo, por supuesto que se iba a robar los reflectores. En segundo lugar, A Hat in Time se estrenó el mismo mes que Odyssey. No sabemos quién es el responsable de tan terrible idea, pero seguro que le costó al juego un poco de merecida popularidad.

No creas que con esto estamos tratando de decir que A Hat in Time es el superior de los dos, pero sí intentamos decirte que es un grandioso juego que merece cada minuto de tu tiempo. O sea, A Hat in Time no es demasiado largo, pero cada segundo con él es oro. Con tan solo cuatro mundos y cuarenta Time Pieces para coleccionar es comprensible que la duración del título no sea demasiado extensa. Sin embargo, ¿sabes qué sí es A Hat in Time? Es divertido. Los escenarios y situaciones a las que brinca de un lado a otro sin cesar son variados. Este flujo constante es lo que mantiene tan entretenido a A Hat in Time.

Este videojuego nos sorprende más debido a sus orígenes. Su campaña en Kickstarter consiguió alrededor de 300,000 dólares, mientras que Yooka-Laylee recaudó casi tres millones de dólares. La ridícula disparidad entre las cantidades hace más ridículo que A Hat in Time sea superior. Es un mundo raro en el que vivimos cuando una niña con sombrero nos regresa la esperanza en los collec-a-thon y no el sucesor espiritual de Banjo-Kazooie.

Los videojuegos como herramienta narrativa han comenzado a despegar en los últimos años. The Stanley Parable viene a mente cuando pensamos en formas creativas de contar una historia utilizando los elementos recurrentes de los videojuegos. Sin embargo, una narración metatextual no es necesaria para lograr este cometido. ¿La evidencia? What Remains of Edith Finch.

En What Remains of Edith Finch exploramos la vieja casa de la protagonista homónima para descubrir la historia de la llamada “Familia más desafortunada de los Estados Unidos”. Los Finch se ganaron este apodo porque todos excepto un hijo de cada generación han fallecido a una edad temprana. Estos sucesos desafortunados despertaron las sospechas supersticiosas de que la familia sufría de una maldición.

¿Qué tan cierta o falsa es esta creencia? Edith Finch descubre o recuerda las historias de sus familiares fallecidos conforme recorre la vieja casa de la familia. What Remains of Edith Finch es una historia interactiva que lidia con temas complejos y humanos como la vida y la muerte, legados familiares y tiempos cíclicos. El choque y convergencia entre fantasía y realidad nos recuerda, por momentos, a los pasajes de escritores del realismo mágico como el mismo García Márquez. What Remains of Edith Finch quizá no logré al máximo su potencial, pero ciertamente viene a abrir el camino para que futuros títulos trabajen sobre las bases que este indie ha sentado.

La prensa de videojuegos ha adoptado un muy mal hábito. Todo videojuego difícil que existe lo comparan con Dark Souls. El uso y abuso de este paralelo termina por dejarlo sin sentido. Dicho esto, Hollow Knight es el Dark Souls del mundo indie. Pero, espera, antes de que cierres el artículo, déjanos explicarnos. Nombramos ambos juegos porque es claro que este indie tomó mucha inspiración de la franquicia de Souls.

La comparación no se limita a la atmósfera oscura y misteriosa y a la elevada dificultad, elementos que Hollow Knight tiene de sobra. Hollow Knight tiene un alto énfasis en la exploración, lo que permite que su historia sea contada a partir de los descubrimientos que haces en tus viajes.

Sin embargo, Hollow Knight no es, en absoluto, un clon barato de Dark Souls. Para empezar, el indie se distingue al ser un (muy buen) Metroidvania. La libertad con la que se te permite explorar es admirable y aunque como todo juego del género debes regresar sobre tus pasos para desbloquear nuevas áreas con los últimos poderes que has adquirido, nunca te sientes realmente limitado hacia donde quieras ir. Combina esto con un buen sistema de combate, tanto en enemigos comunes como en jefes, y un hermoso dibujo hecho a mano y tienes una de las aventuras más épicas del año.

¿Qué podemos decir que no se haya dicho ya de Cuphead? Desde su estreno en septiembre del año pasado, Cuphead no recibió nada más que halagos y premios uno tras otro. ¿Por qué tanto alboroto? Cuphead es la prueba perfecta de que no es necesario reinventar la rueda si logras hacer que todos los elementos de tu juego no solo funcionen a la perfección por sí mismos, sino que se complementan entre ellos.

Lo más atractivo de Cuphead es su estilo de arte que busca imitar la animación de las caricaturas de los años 20. Esa época donde las caricaturas tenían algo de siniestro oculto bajo su alegre apariencia. Por eso tiene sentido que la historia de
Cuphead sea sobre hacer tratos con el diablo y prácticamente convertirte en su sicario a cambio de que no se lleve tu alma. El gameplay refleja esto con lo sádica que es su dificultad y las transformaciones de los jefes finales pasan de lo cómico a lo mórbido en un santiamén. El fantástico soundtrack, por su parte, te motiva a no rendirte y a mantenerte activo en cada momento de la pelea para que, sin importar cuánto aumente la dificultad, persistas hasta triunfar.

Cuphead merece ser el juego indie del año porque en verdad es una experiencia completa: un gameplay desafiante y adictivo que te recompensa por tu perseverancia, un estilo de arte de la mejor calidad como pocos hemos visto en los videojuegos y una banda sonora que resonará en tu cabeza por años y años. Cuphead es divertido. No tenemos más que decir.