Una de esas generalizaciones que el anime representa sobre los jugadores online es que todos ellos, o al menos su amplia mayoría, son hikikomoris, personas que no estudian ni trabajan, y cuyas pocas responsabilidades sociales les permiten estar todo el día dedicándose a sus “jueguitos”. Muy pocas veces tenemos protagonistas que sean “jugadores casuales” y que lo tomen como un simple pasatiempo, y si realmente tienen estudios o trabajos, casi siempre serán vinculados a la informática.

Shiroe en Log Horizon es un gran programador, Kirito en SAO abandonó el kendo por las computadoras, y así podríamos seguir. En animes inspirados en la temática MMORPG, también tenemos a los hikikomoris Gabriel de Gabriel DropOut, Kazuma de KonoSuba o Subaru de Re:Zero. Definitivamente, lo más cercano a la realidad que tendremos son aquellos que dividen su tiempo entre ir a clases sin ganas y jugar en su tiempo libre, como Haru en Accel World. ¿Verdad que se puede tener una vida online, sin abandonar la real?

Cuando entramos a cualquier juego online, debemos ser conscientes que no somos los únicos, y por tanto siempre estaremos encasillados en alguno de esos grupos. Quienes juegan bien y conocen casi todo sobre el juego son los “pro”, y quienes no saben jugar o lo hacen muy mal, son peyorativamente llamados “noobs”. En los animes sobre MMORPGs, todos los protagonistas son grandes jugadores, o al menos tienen el potencial para serlo; y sus amigos, aliados y rivales tampoco se quedan atrás… ¿o acaso alguna vez vimos un personaje que juegue horrible?

Aquí no hace falta dar nombres propios, porque literalmente todos los personajes que conocemos son mejores que el promedio, y si son “malos” es puramente para contrastar con los héroes o villanos de turno. Eso nos lleva, además, a hablar sobre los equipos y “sets”, porque parte de ser buen jugador es que ninguno de ellos lleva su equipamiento a medias ni tiene mal armada su “build”. Si esto realmente fuese así, no tendríamos lo que viene en el punto siguiente…

El mundo online, por definición, se basa en esas dos palabritas: jugadores tóxicos. Esa gente maleducada, soberbia y con ningún espíritu de solidaridad o competencia sana son los que abundan en los juegos online y sus respectivos chats, pero el anime se encarga de omitir esa gran parte de lo que son realmente los MMORPGs. En las series todos son sabios jugadores y muy respetuosos uno del otro… porque claro, pueden querer ganarte, humillarte, matarte o robarte todas tus pertenencias, pero nadie te insulta, ni se mete con tu madre o hermana, ni con tu religión, etnia, nacionalidad, etc, etc, etc.

¿Se imaginan a Tsukasa o Mimiru de .hack//SIGN, por mencionar otra serie, burlándose de sus enemigos con frases como “gg ez” o “git gud”? Y todos sabemos que esas son las “menos peores”... El anime tampoco muestra bots que vendan oro y hagan spam con páginas web fraudulentas, o usuarios que utilicen trampas que involucren alterar los datos del juego o inyectar datos al software. Aquí todo es un mundo de respeto y habilidad, donde verdaderamente gana el mejor.

Jugar online es toda una odisea, y más cuando el juego es de buena calidad y consume muchos datos. El lag es el gran enemigo de todos nosotros, y una milésima de segundo podría ser la diferencia entre ganar o perder. El anime, sin embargo, ignora totalmente ese detalle porque, en un ambiente donde todos tienen conexiones perfectas, parece ya no ser relevante.

Sí, algunas series se empeñan en meter a la fuerza este tipo de cosas para sonar más convincentes, con gente que se “congela” mientras los demás esperan, otros que desaparecen de golpe por una desconexión sorpresiva o quienes son víctimas de algún glitch o “bug” del juego. Pero todos sabemos que internet no es igual de estable en todos lados, y cualquier corte de luz, botón mal apretado o golpe sin quererlo al cable nos puede dejar poniendo el grito en el cielo y descargando toda nuestra ira. El anime se centra en contar una historia atractiva, eliminando cualquier posibilidad de interrupciones… literales.

Entrar a un juego online en el anime debería ser, a esta altura, uno de los métodos de secuestro más comunes. ¿Cuántas veces ya hemos visto eso de quedar atrapado dentro del juego, por voluntad o no de un ser maligno? Hay muchas formas de peligro y destrucción, como vimos en Summer Wars o en Dennou Coil, ambos animes que involucran mundos virtuales, pero lo mismo da quedar atrapado para siempre dentro del juego, como Log Horizon, o que la muerte virtual también suponga la muerte real, como en SAO o Mahou Shoujo Ikusei Keikaku.

Vincularse a un MMORPG es, para cualquier personaje de anime, una latente sentencia de muerte. Esto, en teoría, debería aterrar a los televidentes y mantenerlos alejados de la tecnología y especialmente del mundo online. Lejos de eso, el morbo juega un papel preponderante en estas cosas, y a todos nos encantaría realmente estar allí y poner a prueba nuestras habilidades… incluso sabiendo que, muy probablemente, no duremos ni 5 minutos con vida.