Editorial: Los 7 pecados capitales en el mundo del anime

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¡A confesarse, queridos lectores, que hoy hablaremos sobre hacer cosas malas! Los informados o practicantes de religiones cristianas no habrán de desconocer la archi-famosa lista de siete pecados que la iglesia condena; para los que no se encuentran tan enterados sobre el asunto, aquí les ofreceremos un resumen corto y al paso.

Especie de compendio de los vicios humanos que hay que evitar para poder ser buena persona, los pecados capitales son un catálogo que ilustra toda esa porquería que llevamos dentro como seres humanos. Si bien hay escritos que dictan la existencia de otros pecados, en este artículo nos abocaremos solo a los más famosos que, desde hace siglos, suman el total de siete: la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la gula, la pereza y la alocada lujuria.

Conceptos simples de explicar pero difíciles de soportar cuando debemos tolerárselos a otros, estas faltas han sido los pilares en las tramas de cientos de obras, películas y series. El anime no es ajeno a esta cuestión. Con una gran gama de situaciones y personajes, nuestra adorada animación japonesa nos ofrece una basta colección de ejemplos que ilustran a la perfección cada una de las siete vilezas terrenales.



¡Ay, quiero comer! ¡Ay, quiero riquezas! ¡Ay, te quiero a ti!

¡Yo quiero! ¡Yo quiero! ¡Yo quiero! Sí, comenzaremos a charlar sobre los pecados que están relacionados con deseos de poseer algo o a alguien. El primero que explicaremos es la gula. Caracterizada por el consumo excesivo de comida o bebida, aún mismo careciendo de la necesidad de alimentarse, en el anime tenemos personajes glotones a montones. En Dragon Ball, Goku pelea el primer puesto de gran devorador con el peligroso Majin Boo, bichito rosa y regordete, quien gustaba de convertir a sus adversarios en comida para luego engullirlos.

Otro gran comilón es el pirata de One Piece, Monkey D. Luffy, que sin dudas utiliza su capacidad de estirarse como goma para poder embuchar tanta comida entre los cachetes. En Fairy Tail, Natsu Dragneel es el terror de los refrigeradores y de los enemigos. Este “joven” de 400 años y rosados cabellos, no solo deglute grandes porciones de carne y ramen sino que también puede alimentarse de magia ajena. Yéndonos a otras series, vamos a encontrar algunos amantes insaciables, pero de lo dulce, como Usagi Tsukino de Sailor Moon o el genio bohemio L de Death Note.

Nuestro siguiente pecado será la avaricia. Al sufrir de este defecto, en lugar de comida querremos riquezas y poder, al punto de llegar a destruir todo lo que amamos para poder conseguirlas. ¿Alguno de ustedes recuerda, queridos lectores, a Makoto Shishio de Rurouni Kenshin (Samurai X)? Bueno, este ser propiamente despreciable sacrificó a todos sus allegados y a su amor en pos de lograr sus oscuros designios. En Saint Seiya también tenemos algún que otro ser sediento de poder, pero el primero que puede venírsenos a la mente es Saga de la Casa de Géminis, el cual llegó a asesinar a muchos Caballeros y poner en peligro la vida de la misma Atenea con tal de dominar el Santuario Sagrado. Yato, de Noragami, nos deja en claro que un dios —de pésima calidad, pero dios al fin— también puede sufrir de avaricia; por obtener cinco yenes para su templo sería capaz de cualquier cosa. Por último, Nami de One Piece, una jovenzuela que podría dormir plácidamente y sin quejarse sobre un colchón hecho de doblones de oro y joyas.

La lujuria es el tercero de la lista, y trata del deseo carnal hacia la otra persona. No hablamos de amor, sino solo de querer poseer el cuerpo del otro. ¡Con esta característica podemos nombrar como cien personajes! Por ejemplo, Happosai de Ranma ½, Jiraiya y Kakashi de Naruto, el maestro Roshi de Dragon Ball, y aún mismo el travieso Shin de Crayon Shin-chan, que a pesar de su corta edad ya muestra claras preferencias por el sexo opuesto.


Y cuando lo material no nos satisface...

Los próximos cuatro pecados se caracterizan por basarse en sentimientos de frustración, tristeza y faltas. A diferencia de los tres anteriores, en estos casos no es necesario que el deseo pase por cuestiones materiales. Uno puede entrar en un ataque de cólera y querer matar a cualquiera por el solo hecho de ser una persona llena de ira. En el anime, tenemos varios personajes irascibles: Kyo Sohma de Fruits Basket, Rei Hino de Sailormoon, Milk y Lunch de Dragon Ball, Thoth Caduceus de Kamigami no Asobi, Erza Scarlet de Fairy Tail, Taiga Aisaka de Toradora!, Rin Kokonoe de Kodomo no Jikan! y el enojón Eren Jaeger de Shingeki no Kyojin.

La pereza es la falta de ganas de llevar a cabo cualquier actividad. Un perezoso clásico es Nobita Nobi de la serie Doraemon. Estudiante de primario que lo único que quiere hacer en su vida es tirarse a retozar sobre el tatami de su habitación, Nobita tiene la gran suerte de contar con un amigo y tutor como el gato robot Doraemon. De no ser por éste, nuestro pequeño protagonista ni se levantaría para ir al baño a hacer sus necesidades primarias. Otros perezosos son Shikamaru Nara de Naruto, Umaru Doma de Himouto! Umaru-chan, Yakumo Saito de Shinrei Tantei Yakumo y hasta Siestín de Hamtaro.

Siguiendo con los pecados, la envidia nos obliga a maltratar por el simple hecho de que otro posee lo que nosotros queremos tener. Un envidioso del anime sería Rin Matsuoka de Free!, pues por más que él haya elegido alejarse de su grupo de natación, no soporta la idea de que sus viejos amigos tengan un nuevo miembro que ocupe su lugar. En el fondo, Rin desea —muy en secreto— volver a ser parte de lo que dejó atrás.

Vayamos ahora a una de las primeras obras del artista de Death Note, Takeshi Obata, titulada Hikaru no Go. Aquí, se nos muestra cómo un viejo espíritu que solía enseñar en el Japón feudal llamado Sai no Fujiwara, regresa del más allá para poder jugar su amado go, una especie de ajedrez japonés, por medio del cuerpo de Hikaru Shindo. Siendo otra historia que gira alrededor de competencias, los celos y la envidia están a la orden del día. A cada mejora de Hikaru, todos sus oponentes habrán de demostrarle, sin ningún miramiento, la rabia que esos avances producen en ellos.

Si bien se suele decir que lo mejor queda para lo último, le daremos una vuelta al dicho al finalizar nuestro artículo de hoy con la soberbia. Considerado por grandes autores históricos como el peor de los pecados, es la falta que se le endilga al mismo Diablo por intentar parecerse a Dios. En sí, las personas que sufren de este mal tienden a no reconocer sus errores y poseen una autoestima que llega hasta la estratósfera. ¿Soberbios en el anime? Bueno, mencionemos a uno muy reconocido: el príncipe saiyajin de Dragon Ball, Vegeta. Otro que también posee su fama de “señor todo poderoso” es Sasuke Uchiha, de Naruto. Uno más que podríamos nombrar es Ryoma Echizen, en el Principe del Tenis, y para cerrar el asunto, acabaremos nuestro recorrido con Sesshomaru de InuYasha.

¿Les gustaría ver algún título en donde los pecados sean muy, pero muy protagonistas? Entonces, continúen leyendo que aquí les dejamos tres series para que las disfruten:



1. Fullmetal Alchemist: BrotherHood

  • Episodios: 64
  • Emisión: abril 2009 a julio 2010

Las reglas son reglas, y no importa qué tan primordial sea lo que quieras pedir, si no sigues las instrucciones al pie de la letra puedes acabar haciendo lío. Los hermanos Edward y Alphonse Elric aprendieron esta básica directiva de una manera muy terrible: al querer regenerar por medio de la alquimia el cuerpo de su madre muerta, los chicos pagaron con su propio físico el realizar este acto prohibido. Ahora, luego de perder el primero un brazo y una pierna, y el segundo toda su humanidad, ambos deberán vagar por el mundo buscando solucionar el problema anatómico de Alphonse.

Al llevar a cabo una transmutación humana por medio de la alquimia, el porcentaje de que las cosas vayan por mal camino es muy alto. Cuando los resultados son negativos, de los restos suelen generarse ciertos seres deformes conocidos como homúnculos. En la historia de los hermanitos Elric, por distintas razones, siete de estos bichejos fueron creados, recibiendo cada uno el nombre de un pecado capital. Bautizados en relación con su origen, les recomendamos ver el anime para descubrir qué hay detrás de estos personajes súper interesantes.


2. Nanatsu no Taizai
[Inglés: The Seven Deadly Sins]

  • Episodios: 24
  • Emisión: octubre 2014 a marzo 2015

Los Caballeros Santos son guerreros de brillante armadura que mantienen el orden y la paz en el Reino de Liones. Fuertes, intrépidos y valientes, estos luchadores encontraron a su enemigo mortal en sus propias filas: siete personas insurrectas quienes, sembrando sangre y muerte por doquier, quisieron tomar por la fuerza el gobierno. Tras una batalla muy dura y con gran cantidad de bajas, esta banda de rebeldes fue reducida, dejando como resultado muchos fallecidos y la leyenda que algún día los siete habrán de regresar para volver a intentar su oscuro cometido.

La princesa Elizabeth Liones es la tercera en la línea de sucesión al trono, y la encargada de buscar por todos lados a esos siete asesinos cretinos. Sin embargo, ella los precisa para reclamar su derecho real, ya que los Caballeros Santos que sobrevivieron a la masacre tomaron el poder, convirtiéndose en tiranos. Apodados cada uno con el nombre de un pecado, Melodias y sus seis compañeros tendrán una oportunidad para cambiar ese retrato nefasto que la historia ha hecho de ellos.


3. Sin: Nanatsu no Taizai
[Inglés: Seven Mortal Sins]

  • Episodios: 12
  • Emisión: abril 2015 a julio 2017

¡Bellas jóvenes y fanservice minuto a minuto! Sin es un título muy nuevo que relata las desventuras de Lucifer luego de su caída. Con gran diseño de personajes y momentos ultra simpáticos, este anime nos relata cómo el ángel caído intentará, poco a poco, recuperar poder hasta volverse la jefa de los demonios y vengarse de quienes la han maltratado. Fría, manipuladora, arrogante y, por sobre todo, fuerte, esta muchachita que desafió al mismo Dios está dispuesta a todo con tal de lograr sus ambiciosos deseos de poder y revancha.

Dentro de los documentos históricos, hay varios que relacionan cada pecado con un demonio en particular: Asmodeo rige la lujuria, Belcebú rige la gula, Mammon, la avaricia, Belfegor es el de la pereza, Amón el de la ira, la envidia queda en manos de Leviatán y, como ya habíamos dicho, la soberbia es de Lucifer. En Sin, los creadores se tomaron ciertas licencias y desdoblaron al Señor de las Tinieblas en dos personajes: la protagonista, Lucifer, y la representante de la ira, Satán. A pesar de estar un poco revueltos los nombres y los diablos, este anime ilustra muy bien y de manera muy cómica cada pecado. Si andan a la búsqueda de algo nuevo y pecaminoso, ¡esta es la serie perfecta para ver!

Palabras finales

Muchos de los personajes aquí nombrados podrían encajar, sin dudas, en más de una o dos categorías. Cualquiera, por ejemplo, puede ser envidioso y soberbio al mismo tiempo; de hecho, Rin Matsuoka de Free! posee, claramente, ambos defectos. A pesar de ello, y como no queríamos aburrirlos repitiendo sin cesar nombres y más nombres, decidimos utilizar solo una de las tantas características que estos protagonistas podían ilustrar.

Obviamente, sabemos que ustedes, amigos y amigas, deben tener cientos de otros ejemplos para cada uno de estos siete pecados capitales. Es por ello que, como siempre hacemos, los invitamos a comentar y compartir con nosotros esos nombres que se nos han pasado por alto. Pidiéndolos que sean buenos chicos y chicas, y que no caigan mucho en el pecado, les saludamos hasta las próxima. ¡Nos vemos!

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Escritor

Autor: Isobel Kurogawa

¡Hola, gente hermosa! Soy una estudiante eterna de letras –¡algún día terminaré esa carrera!– que oscila entre el mundo de la lingüística y el del anime. Nacida en la Patagonia argentina, tuve la gran suerte de poder vivir tres años en tierra niponas. Fanática de la comedia y de pasarla bien, estaré eternamente agradecida a los creadores de Sailor Moon, Dragon Ball y Gintama por regalarme infinidad de risas y momentos adorables. Con la esperanza de, algún día, lograr entretener a las personas con mis historias, paso el tiempo escribiendo mi propio material y disfrutando de las obras del resto.

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