Con este punto no sorprendemos a nadie, ¿no? La mayoría del tiempo vemos a Ena sacando fotos a la gente sin permiso, todo por mantener la espontaneidad y la frescura que tanto les encanta a los fotógrafos. Siempre con su equipo y su cámara al alcance de su mano, recorre los pasillos de la escuela buscando su próximo objetivo, con el arte siempre en la cabeza. Claramente, sus composiciones tienen cierta calidad, incluso para una adolescente aficionada.

Hoy en día, cualquiera con un smartphone y un par de filtros genéricos se hace llamar a sí mismo “fotógrafo”, pero Ena está varios peldaños por encima de esa gente. Por más que no hayan más que 3 personas en su club, es por lejos la mejor de los 3 y la única capaz de ganar ese premio capaz de taparle la boca al profesor Watanabe.

En contrapartida a las otras chicas principales, Mio y Hazuki, Ena nunca se guarda lo que siente ganas de decir. Quizás sea porque al no estar ligada a sentimientos románticos no se hiere ni hiere a otros, pero su relación con Eita es muy clara desde el principio: ella solamente quiere que el chico acepte ser su modelo para presentarse al concurso.

La sinceridad de Ena destaca porque los demás personajes encubren sus intenciones, pero también porque a todos nos seduce una persona que siempre dice la verdad sin miedo a nada. Y cuando decimos que dice lo que piensa no es que lo haga sin saber las consecuencias, porque tiene muy presente tanto lo que hay por ganar como lo que hay por perder.

Si hay algo que no podemos decir de Ena Komiya es que se rinda fácil. Capítulo a capítulo, la vida de Ena es una constante secuencia de obstáculos, que muy lejos de detenerla solo la hacen ir con más y más ganas a por sus metas. Por ejemplo, la conocemos cuando su club de fotografía está a punto de ser cerrado, y mientras sus dos colegas agachan la cabeza y aceptan la decisión, Ena pone el grito en el cielo y se propone ser la salvadora.

Otra situación de similares características es cuando busca conseguir el número de Eita para pedirle permiso de usar su fotografía, cosa que logra… aunque tenga que seguir esforzándose por conseguir la aprobación. Ya promediando la emisión de Just Because! todavía estamos esperando ver algo que venza a Ena, pero todo nos hace indicar que no parece existir tal cosa.

Seguimos comparando a Ena con las otras chicas, y si bien ninguna parece preocuparse mucho por sobresalir con maquillaje o ropas llamativas, ella es la típica adolescente que quiere ser aceptada por cómo es y no por cómo se ve —aunque tampoco es que la veamos haciendo un esfuerzo por encajar. Cada uno podrá tener sus gustos tanto en personalidad como en apariencia, pero ¿cómo no enamorarse Ena incluso cuando ella no hace nada para provocarnos?

Su pelo, color castaño claro, tiene un peinado simple para los estándares del anime. Su ropa, más allá de la pollera, no es nada extravagante y suele ser de colores opacos. No se maquilla, no hace poses kawaii ni usa una voz seductora. ¡Ena tiene ese “no sé qué” que nos cautiva sin siquiera darnos cuenta! Que nos disculpen, pero no podemos aguantar las ganas de saltarle encima y darle un fuerte abrazo… y quizás algunos besos.

“Sumisa” no es una palabra que aparezca en el diccionario de Ena Komiya, pues básicamente nunca duda en levantar la voz o demostrar su descontento. ¿Cuántos personajes en Just Because! le han gritado a un profesor? La respuesta es 1: solamente ella. Como ya mencionamos, podría ser una salida fácil el aceptar el cierre del club y tomar fotos como un simple hobby, pero si le mojan la oreja a Ena solo esperen que la determinación vaya en aumento.

Otra cosa para destacar es que es lo suficientemente educada y respetuosa como para pedir permiso por la foto de Eita y no usarla inescrupulosamente, pero eso no significa que vaya a aceptar un “no” como respuesta. De hecho, ella sigue intentando que el muchacho la ayude como modelo, pero mientras tanto continúa sacándole fotos a escondidas por si logra otra todavía mejor. Si te gustan las chicas sumisas realmente estarás en problemas con Ena, aunque a veces la tentación puede más, y hay sacrificios que valen la pena por amor.